viernes, 28 de febrero de 2025

DON SABÁS ALARCÓN, OTRO DE NUESTROS INFORMANTES QUE APAGA SU VOZ



DON SABÁS ALARCON, OTRO DE NUESTROS INFORMANTES QUE APAGA SU VOZ

 


Recibimos con pesar la infausta noticia del lamentable fallecimiento del paisano y amigo, señor Sabás Alarcón, quien estaba muy cercano a la centuria de una fructífera vida.

            El 25 de noviembre de 2016 estuve en su casa, en el sector La Ranchería de la comunidad de La Culata del municipio Pueblo Llano. Mientras saboreábamos un humeante café me contó parte de su vida, comentó que había nacido en la parroquia Las Piedras del municipio Cardenal Quintero, el 27 de diciembre de 1927 y su padre era el talabartero don Augusto Valero, por lo tanto, era hermano, por parte de padre del gran músico Rafael Valero, también lamentablemente desaparecido.

            Con sus ojos azules, proyectándolos al infinito fue rebuscando recuerdos para comentarnos que vivió por algún tiempo en Jajó, estado Trujillo, allí ejerció labores de policía y luego de practicante en un dispensario, también fue concejal en Pueblo Llano. Para el momento de la entrevista llevaba viviendo cuarenta años en La Ranchería, dedicando la mayor parte de su vida a la actividad agrícola y a la cría de ganado mayor y menor. En sus ratos libres se extasiaba en la ejecución del violín y otros instrumentos de cuerda, “porque Valero que no es músico no es Valero”, nos dijo entre risas, a pesar de que su padre no le dio el apellido.

            Luego pasó a contestarnos con detalle las preguntas sobre los orígenes del lugar: “Cañada Grande –nos dijo—en un principio esta zona era páramo, cuando yo llegué vivía allí Audón Vergara, después fue de Ernesto y Sebastián Vergara, en la actualidad hay unas nueve casas. En la Subida de Durí, conocí a una señora llamada Eusebia Flores y a Marcos Santiago. Pero, el dueño de todo eso era Lorenzo Mariano Santiago, lo apodaban Marianito, ahora hay unas catorce casas. En la Ranchería Alta hay unas cincuenta casas, el lugar comienza desde donde está la escuela hacia arriba. De la escuela hacia abajo es la Ranchería Baja, hay unas cuarenta casas, cuando yo llegué vivía Juan Santiago y Pedro José Santiago y una señora Rosa Ramírez. En los Chaos vivían unos señores nombrados Calixto y Florencio y estaba la casa de Audón Vergara, él había comprado el derecho para hacer la casa a un Cándido Briceño por un valor de trece pesos. En El Rincón de La Culata conocí a Juan Camilo y Ramón Camilo Jerez. Las Cavas es el límite con la parroquia Las Piedras, hay casas a ambos lados del límite, unas cincuenta casas más o menos. En La Vega de La Culata hicieron casas Eugenio Santiago, Eladio Jerez y Pedro Santiago, ahora hay como diez viviendas. Macasay es casi un pueblo, hay como sesenta casas, a Las Malvinas le dieron ese nombre porque la gente era muy peleadora, los primeros que conocí fueron Juan y Ramón Camilo, también tiene como sesenta casas. En los Chaos tenía casa de habitación Lorenzo Mariano Santiago...”.

            Muchas otras cosas conversamos aquel día inolvidable que dejé plasmadas en mi libro Aspectos históricos del municipio Pueblo Llano, estado Mérida. Tomo II. publicado en Amazon.

            Hoy, que don Sabás ha partido de este plano terrenal, elevo mis oraciones al cielo en gratitud por haberlo conocido y en solicitud al Padre Creador para que lo acoja en su seno y pueda descansar en paz. Este escrito tiene también como motivo expresar mis condolencias a todos sus familiares y amigos diseminados por los municipios Pueblo Llano, Cardenal Quintero y otros lugares cercanos, particularmente a Augusto y Gabriel Alarcón Ramírez, consocios en las actividades cooperativistas y de patrimonio, respectivamente. Reciban un abrazo solidario.

Rafael Ramón Santiago

Cronista oficial del municipio Pueblo Llano

(27/02/25)




 

GUERRERAS, CRONICA DEL LICENCIADO JORGE LUIS PAREDES RIAS


GUERRERAS, CRONICA DEL LICENCIADO JORGE LUIS PAREDES ARIAS

 

            He recibido con agrado de manos de mi estimado paisano y amigo, el Licenciado Jorge Luis Paredes, un segundo libro de crónicas donde está publicado otro de sus trabajos literarios. En esta oportunidad su escrito, bajo el título de Guerreras, forma parte de la obra El día más largo y otras crónicas, editada por el CNE en marzo de 2024.

            Allí, catorce empleados de esa institución, al igual que Jorge, plasman sus vivencias en diferentes eventos electorales que se han desarrollado en el país.  En la ficha de autores y autoras leemos que Jorge Luís Paredes Arias es “Licenciado en Comunicación Social, mención Desarrollo Social. Es coordinador municipal de la Junta Nacional Electoral en el municipio Pueblo Llano del estado Bolivariano de Mérida, con once años de servicio en el Consejo Nacional Electoral”.

            El contexto que ha escogido para desarrollar el trabajo asignado ha sido la cuenca del río Mocotíes en el estado Mérida, en el cual relata los efectos de una vaguada ocurrida los días 23 y 24 de agosto de 2021, donde intervinieron funcionarias de ese organismo en labores solidarias.   

            Es una crónica muy bien elaborada, como siempre suele hacerlo Jorge, con una excelente prosa describe los momentos previos al evento, el contexto donde se desarrolló, la tensa situación que se generó en las comunidades afectadas por causa de las lluvias y la situación difícil que vivieron los pobladores de la zona ante los estragos causados por la crecida de ríos y quebradas, la interrupción del fluido eléctrico, la incomunicación terrestre por causa de los derrumbes y otras contingencias que se generan en estos casos.

            Las protagonistas de la historia (“las guerreras”), como se indicó, son trabajadoras del CNE, María Rosmairy Contreras en Guaraque y Juanita Morales en Tovar. En la crónica se pone en evidencia la solidaridad que siempre está presente en nuestra gente cuando ocurren tragedias como ésta, valores adquiridos por la mayoría de las personas que habitan los pueblos andinos.

            Sirvan estas líneas para felicitar y continuar estimulando a Jorge en la práctica de esta tarea de dar a conocer el arte literario que sale de su pluma donde siempre ha demostrado que tiene un potencial inagotable.

Rafael Ramón Santiago

Cronista oficial del municipio Pueblo Llano.

(25/02/25).                                                                                                            350



 

martes, 18 de febrero de 2025

100 AÑOS DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA ACEQUIA "LA TOMA" EN PUEBLO LLANO


100 AÑOS DE LA ACEQUIA “LA TOMA” EN PUEBLO LLANO

 

Acequia “La Toma” en el sector La Horca, 1986.

            Los cronistas encargados de describir las actividades agrícolas indígenas encontradas por los primeros europeos en su llegada a tierras andinas venezolanas como los frailes Pedro de Aguado, Pedro Simón y Juan de Castellanos, hicieron referencias y comentarios favorables a las técnicas de cultivo que empleaban los pueblos originarios, entre ellas los andenes para las labranzas en terrenos de grandes pendientes, los estanques y acequias para los regadíos donde escaseaba el agua, entre tantas otras.

Observaron, por otra parte, que los pueblos estaban estratégicamente asentados en sitios donde podían disponer de recursos suficientes como leña y agua, pero a medida que la población crecía veían la necesidad de construir terrazas con muros o cimientos de piedra para evitar el deslave y la erosión, acequias para distribuir racionalmente el agua, en algunos casos el líquido era almacenado en estanques que ellos mismos construían. También levantaron caneyes para guardar la producción agrícola que era la base de su sustento”1.

            En la Visita realizada en 1619 por el Oidor Alonso Vásquez de Cisneros a la provincia de Mérida, encontramos que el escribano Rodrigo Zapata hace referencia de una acequia que estaba en la mesa de El Esfafiche, en el valle de Santo Domingo, donde la misma ya era utilizada por los indígenas desde hacía mucho tiempo atrás y consideraba que aquella era fundamental para fundar allí un nuevo pueblo con las encomiendas de Pueblo Llano, Aracay, Las Piedras y Santo Domingo2.

            Ya en el siglo XX, tres ciudadanos de Pueblo Llano, herederos del proceso de mestizaje transcurrido durante centurias, pero con la sabiduría extraída de sus raíces indígenas, decidieron un buen día construir una acequia que los beneficiaría personalmente, pero, también a sus vecinos y a las generaciones que los sucedieron, como veremos en este escrito. Se trataba de los señores Pedro Aquilino Santiago Torres, Balbino Paredes y Victoriano Paredes, propietarios de tierras en los sectores La Horca, Miyoy y La Capilla, respectivamente, quienes eran buenos agricultores con una gran visión de progreso y futuro.

Señor Pedro Aquilino Santiago Torres.

            Los domingos o fiestas de guardar tomaban un tiempo para visitarse y conversar sobre proyectos comunes. La amistad que los unía y el aprecio que se profesaban mutuamente los llevó a tratarse de hermanos. En aquellas largas y amenas conversaciones, acompañados moderadamente con algunos sorbos de aguardiente, miraban con optimismo el futuro de su pueblo y comenzaban a elaborar planes: “nosotros tenemos buenas casas de tejas, decían, pero nuestro Patrón La Santísima Trinidad, está en un rancho que ya se cae”, y enseguida se dividían el trabajo y pasaban a construir una capilla decente para el Patrón; lo mismo ocurrió con el cercado de tapia para el cementerio, fueron varias las cayapas convocadas para culminar con éxito el proyecto emprendido. Pero el mayor atrevimiento había sido la construcción de una acequia que recorría por sus terrenos quebradizos una distancia de dos kilómetros y medio, aproximadamente, desde el sector El Cedro de Mutús, tomando el líquido de la quebrada La Padilla, pasando luego por Miyoy, El Molino, La Conquista, La Capilla, La Horca, hasta cerca de La Punta, donde vertería sus aguas a la quebrada El Pueblo, obra de ingeniería que bautizaron como “La Toma”.

            Como siempre, estos líderes comunitarios estaban ocupados en sus siembras particulares de trigo, maíz, papas, arvejas y tenían que planificar el tiempo propicio, en verano, para realizar los convites con sus peones y voluntarios e ir construyendo la zanja que se constituiría en la nueva acequia. La señora María Olegaria Santiago de Montilla, hija del señor Pedro Aquilino Santiago Torres y tía del suscrito, comentaba: “nos parábamos de madrugada para moler el maíz y hacer ‘rumas’ de arepas para los obreros que estaban abriendo La Toma, luego las llevábamos hasta el lugar donde venía la zanja, lo mismo hacíamos con los almuerzos, aquellas eran olladas y olladas de sopa, papas cocidas, chicha y garrafas de miche. Pero, por más que se esforzaban, el trabajo no era fácil, cuando venía la época de deshierbo o cosechas de las matas sembradas tenían que dejar la construcción de la zanja para otra oportunidad. Además, había algunas personas muy egoístas y envidiosas que no la dejaban pasar la quebrada por sus terrenos y mi papá tenía que pagarles el derecho para que pasara, les daba el dinero, pero no hacían recibos ni documentos3.

En entrevista con el señor Pablo Antonio Rendón Santiago, quien participó muy joven en la construcción de La Toma, tenía 12 años, nos indicó que la misma fue culminada el 18 de febrero de 19254. Por su parte, doña María Olegaria recordaba con mucha alegría aquel día. Comentaba que les llevaron el almuerzo a los obreros como siempre, pero en el momento en que comenzó a correr el agua por la acequia con gran velocidad, sin detenerse en ningún lugar ni provocar derrumbes, los gritos de alegría no se hicieron esperar, las garrafas de miche pasaban de mano en mano, el líquido los estimuló tanto en aquel momento de euforia que se olvidaron por completo de almorzar. Todos saltaban de emoción y a Rufo, su hermano de ocho años, uno de los obreros le quitó el sombrero y lo tiró a la quebrada para calcular el caudal que llevaba, el sombrero comenzó a bajar con tanta prisa que el niño no pudo volver a recuperarlo5.

Estatua del señor Balbino Paredes en la plazoleta Miyoy.

            Cuando el trabajo estuvo listo, la visión económica de Balbino Paredes no se hizo esperar, al poco tiempo construyó un molino para moler trigo, empresa que vino a traer un beneficio adicional a la comunidad y como si esto fuera poco, también colocaron allí, a principio de la década de los años cuarenta del siglo XX, una turbina para accionar una planta hidroeléctrica, donada por el Estado6, que proporcionó energía a Pueblo Llano y Las Piedras por más de tres décadas.

            Don Victoriano Paredes tuvo agua fresca para que sus animales abrevaran en el sector La Capilla y también para poder regar sus plantaciones, actividad que continuó su esposa e hijos, porque lamentablemente perdió la vida siete años después de haberse culminado La Toma.

            Por su parte, el señor Pedro Aquilino Santiago Torres quien vivía en un terreno alquilado a la Iglesia en el sector La Capellanía, decidió construir su casa en terreno propio en el sitio denominado La Horca, la mencionada quebrada, además de pasar por todas sus propiedades, llegó a escasos metros de su nueva vivienda para mayor comodidad.

            Con el correr del tiempo, herederos de los pioneros y otros propietarios de los lugares señalados, en el año 2002 hicimos llegar una petición al alcalde de entonces  donde se solicitaba que tan importante obra de ingeniería y de sabiduría ancestral fuese declarada Patrimonio Municipal con la inclusión de un Reglamento de Protección, Conservación y Mantenimiento de la misma, debido a la cantidad de usuarios que se benefician de ella y el peligro que corría debido a la falta de mantenimiento, al vertedero irresponsable de sustancias tóxica, a la falta de una planificación para los turnos de riego, etc7. En aquella oportunidad solo se consiguió el contrato de varios obreros para hacer un deshierbe y dragado.

            Ahora, a cien años de haberse culminado tan visionaria iniciativa, acudimos nuevamente a las autoridades de turno para renovar la petición sobre la declaratoria de Patrimonio Municipal, de esta manera las generaciones presentes y futuras, además de valorar la sabiduría de nuestros antepasados, deben ser educadas para mantener, conservar y mejorar la valiosa obra que venimos refiriendo.

 

Rafael Ramón Santiago

Cronista Oficial del municipio Pueblo Llano

(18/02/25).                                                                                                                     250

Notas:

(1)  Edda O. SAMUDIO A. Los Pueblo de Indios de Mérida. Anuario de Historia Regional y de Las Fronteras N° 2-3. p. 50.

(2)  Colección Los Andes. Archivo General de la Nación. Traslados del Archivo Nacional de Colombia. Ciudades de Venezuela. Tomo R 22. Biblioteca Salas Febres Cordero, Mérida, Venezuela, p. 105.

(3)  Informante: María Olegaria Santiago de Montilla, 86 años, Pueblo Llano, 12 de febrero de 1992.

(4)  Informante: Pablo Antonio Rendón Santiago, 85 años, Pueblo Llano, 05 de agosto de 2008.

(5)   Informante: María Olegaria Santiago de Montilla, 86 años, Pueblo Llano, 12 de febrero de 1992.

(6)  Gaceta del Estado Mérida. Decreto sobre la instalación de la planta hidroeléctrica para Pueblo Llano y Las Piedras emitido por el presidente del Estado Mérida J. D. Célis Paredes. Mérida, 16 de julio de 1941.

(7)  Rafael Ramón SANTIAGO. Una acequia histórica que debe conservarse. Diario Frontera. p. 5A., Mérida, jueves 25 de abril del 2002.

 

 




 

miércoles, 5 de febrero de 2025

JURAMENTADA COMISION DE PATRIMONIO DE PUEBLO LLANO


Sumando Voluntades Culturales

Juramentada Comisión de Patrimonio de Pueblo Llano

***El Archivo Municipal es un objetivo a cumplir por el rescate de la memoria histórica de los pueblollaneros.

              Juramentada la Comisión Municipal de Patrimonio de Pueblo Llano

Este lunes tres de febrero del año en curso, la Comisión de Patrimonio Histórico y Cultural del municipio Pueblo Llano fue juramentada por parte del ciudadano alcalde, señor Rosalino Quintero, con el objeto de oficializar el ejercicio de sus funciones en el trabajo por el rescate y promoción de los valores patrimoniales de este pujante pueblo del páramo merideño.

En el acto, realizado en el salón de sesiones del Consejo Municipal, estuvo presente, además del burgomaestre, los ediles Gilbert Moreno, Fredis Rondón, Leidy Santiago e Ingrid Azuaje, además de los miembros de la comisión, licenciado Rafael Ramón Santiago, cronista del municipio; Irene Salcedo, Alejandra Rangel, José Vicente Paredes, Francisco Quintero y quien suscribe, Jorge Luis Paredes.

La salutación de bienvenida recayó en el  presidente de la cámara edilicia, Gilbert Moreno, seguido de Fredis Rondón y el intendente del municipio Rosalino Quintero, quienes coincidieron en la importancia del trabajo en defensa de los valores culturales de la población para ceder el derecho de palabra a los convocados, los que, uno a uno, expusieron su compromiso por un trabajo “ad Honorem”  que permita al municipio fortalecer sus valores patrimoniales.

                Un equipo de trabajo para el Patrimonio y La Cultura de Pueblo Llano

Además de la comisión de cultura de la cámara municipal, el órgano asesor en materia de patrimonio en Pueblo Llano quedó conformado de la siguiente manera: Rafael Santiago, cronista municipal; Francisco Quintero, Patrimonio Religioso; Fredis Rondón, patrimonio Arqueológico y José Luis Villamizar, patrimonio Artístico.

De la misma forma se suman para los renglones museístico, arquitectónico y urbanístico, los integrantes Irene Salcedo,  Cándida Salcedo y José Vicente Paredes, respectivamente, en tanto que a Jorge Paredes le corresponde el área documental y a Alejandra Rangel la ambiental.

Dentro de los reclamos y promesas queda la necesidad de consolidar la creación del Archivo Municipal, un objetivo a cumplir que ya tiene su ordenanza, por lo que solo falta darle el ejecútese y disponer de los recursos mínimos necesarios para su funcionamiento; un bastión de lucha en el rescate de la memoria histórica de los pueblollaneros.

Finalmente el ciudadano alcalde manifestó la importancia de integrar la dirección de cultura del ejecutivo para las futuras sesiones de la comisión y agradeció a todos los presentes por su voluntad y compromiso para con la tarea propuesta.

                                                                                         Jorge Luis Paredes Arias /CNP.: 23173


 

lunes, 20 de enero de 2025

50 AÑOS DE FARMACIA "LA UNION" DE PUEBLO LLANO


50  AÑOS DE FARMACIA “LA UNION” DE PUEBLO LLANO

 

            Medio siglo nos separa ya del comienzo de un expendio de medicinas en Pueblo Llano. Una iniciativa altruista impulsada por hombres progresistas de este municipio merideño quienes siempre entendieron que en la unión está la fuerza, el poder y las decisiones para sacar adelante cualquier iniciativa por más difícil que parezca. La mayoría de ellos llevaba consigo ese fervor de lucha y progreso para el bien común que, como socios de la Cooperativa Agrícola La Trinidad, estaban experimentando.

La salud es un bien primordial que el hombre ha anhela siempre, buscando por todos los medios los elementos indispensables para no enfermarse o curar los males que le aquejan. Durante siglos nuestros antepasados andinos, al igual que el resto de la humanidad, acudían a las plantas locales como fármacos curativos que eran recetados por curiosos y prácticos en el oficio. Así tenemos que en el siglo XIX, Monseñor Jáuregui Moreno recogió el nombre de las siguientes plantas de usos medicinales que utilizaba la gente de Pueblo Llano para calmar sus dolencias: “…achicoris, reinosa, sánalo todo, salvia, cebolla de páramo, raíz de frailejón morado, viravira, polipodio, doradilla, poleo, yerba buena, yerba santa, yerba mora, borraja, culantrillo, manzanilla, malva de dos clases, malvavisco, saúco, rábano, artemisa, ruda, ajenjos, mostaza, toronjil, hinojo, espadilla, verdolaga, cilantro, anís de sabana, quina, quemaderas o yalli, cocuy o pitón, grama de dos clases, yantén, verbena, mejorana, romero, narciso, cardosanto, tuna de castilla, zábila, parcha, azafrán de cerro, clavo de paso, mastuerzo, anime, tabaco, apio morado, manzano, hoguera, durazno, membrillo, escorzanero, guayabo, col, linaza, cordoncillo negro, flor de sangre, cocuiza, berros, tártago, bledos...” 1.

A varios curiosos y yerbateros acudían los pueblollaneros en búsqueda de la salud, entre ellos el médico Amelardo de La Quebrada en el estado Trujillo, doña Rosa en el caserío Los Chorritos de Altamira, don Miguel Albarrán en Las Piedras, el Dr. Roche en La Mesa de Esnojaque y mano Tello en el pueblo2, varios de estos facultativos diagnosticaban la enfermedad con solo ver la orina del paciente.

Es casi a mediados del siglo XX cuando comienza a implantarse la medicina moderna en el municipio, específicamente el 15 de febrero de 1946, siendo presidente del estado Mérida el doctor Alberto Carnevali y secretario general de gobierno el doctor Rigoberto Henríquez Vera, momento en que se decretó formalmente la Medicatura Rural de Santo Domingo, a la cual asignaron los dispensarios de la población de Las Piedras y Pueblo Llano. El primer médico designado para esta medicatura fue el doctor José Luis Vetancourt, y como practicante del Dispensario de Pueblo Llano fue nombrado el señor Manuel Gutiérrez3 a quien posteriormente le siguieron Melecio Suárez, Jesús Cadenas y Pablo de la Cruz Vergara, este último oriundo de Pueblo Llano, trabajador incansable, noble y sagaz, que supo cumplir a cabalidad con su deber, para pasar luego a trabajar como inspector en la Unidad Sanitaria del estado Mérida, donde desarrolló una notable labor.

Con algunos de los medicamentos recomendados por los profesionales de la medicina se fueron abasteciendo las bodegas del pueblo, como las de los señores Lisandro Paredes y Obdulio Salcedo, allí se conseguían: pastillas  de Conmel para bajar la fiebre, Cafenol para calmar los dolores, mentol, vapoRub, mercurio cromo, leche de magnesia, azul de metileno, jarabe de emulsión de Scott, Alka-Seltzer, Sal de Fruta, alcohol, agua oxigenada, penicilina, “Sello Mágico”, alumbre, caraña, entre otros que escasamente satisfacían las necesidades de los pacientes, quienes se veían obligados a trasladarse a las ciudades de Barinas o Mérida para conseguir el tratamiento indicado en los récipes o recetas. En 1966, el señor Epifanio Uzcátegui funda la farmacia “Santo Domingo”4 en la población del mismo nombre, que resolvió en parte el problema, pero no era suficiente.

Señor Manuel Mora.

El señor Manuel Mora, natural del pueblo de Delicias en el estado Táchira, auxiliar, cofundador y copropietario en sus comienzos de la Farmacia “La Unión” nos relata su experiencia como expendedor de medicamentos: 

“Llegué a Pueblo Llano cuando tenía 23 años, en 1973, al comienzo venía en forma esporádica con el propósito de buscar el apoyo económico necesario para instalar aquí un expendio de medicinas, que era una necesidad en este pueblo, según me comentaban en Timotes donde estaba trabajando.

Yo comencé como ayudante de farmacia siendo menor de edad, en el sector Santa Rita de Maracaibo, estado Zulia. El dueño de la farmacia me trajo posteriormente para Valera donde tenía un Expendio de Medicina de nombre San José. Luego, me fui para Caracas y estando allá me reclutaron y tuve que pagar el servicio militar obligatorio. Cuando recibí la baja regresé a Valera y el dueño de la Farmacia San José me volvió a dar trabajo en una farmacia que instaló en Timotes. Como dije, estando allí fue que me enteré que en Pueblo Llano no había expendios de medicina y se me ocurrió la idea de montar uno aquí. Hablé con algunas personas solventes económicamente, pero no obtuve resultados satisfactorios, hasta que finalmente me recomendaron entrevistarme con el señor Sinforiano Rondón, a quien inmediatamente le pareció interesante la idea y decidió convocar una reunión con los señores Emilio Antonio Paredes, Marcelino Santiago Valero y Eugenio Quintero Ortiz. La reunión fue muy provechosa y en ella se acordó que ellos ponían el capital y yo sería el administrador, pero, tenía que encargarme de conseguir la autorización para el expendio de medicinas.

Señor Sinforiano Rondón.

Me fui a Caracas en búsqueda del permiso, me pidieron una estampilla de 50 bolívares y yo no tenía el dinero en ese momento, tuve que trabajar vendiendo perros calientes por algún tiempo para reunir el costo de la estampilla. No fue fácil la gestión, se necesitaba tener un comprobante de auxiliar de farmacia y yo apenas había sido ayudante, así que tardé casi seis meses en llegar al pueblo con el permiso respectivo. Los socios ya estaban decepcionados, pues consideraban que yo no había tenido seriedad en la propuesta. Al fin se logró conformar una Sociedad de Responsabilidad Limitada donde pasé a ser socio comercial. En el mes de febrero de 19745 abrimos el Expendio de Medicinas “La Unión” en un local que tenía el señor Heliodoro Santiago en la avenida Bolívar con calle Independencia, allí permaneció el expendio durante 10 o 12 años.

Señor Eugenio Quintero Ortiz.

Posteriormente, la S.R.L. compró una casa por la avenida Bolívar, entre calles Ayacucho y Chimborazo, para instalar allí la farmacia, el propietario era el señor Manuel Albarrán quien la había comprado al señor Enrique Hernández Agostini, éste a su vez la adquirió del señor Pedro García quien fue el constructor.

Al graduarse como farmacéutica la Dra. Nelly Rondón Paredes, hija del señor Sinforiano Rondón, comenzó a fungir como regente y el establecimiento pasó de Expendio de Medicinas a Farmacia.

Señor Emilio Antonio Paredes.

El señor Sinforiano Rondón se retiró de la sociedad para abrir la Farmacia “La Chinita” en sociedad con su hija, posteriormente yo hice lo mismo, después de estar 24 años trabajando allí, y monté mi propia farmacia denominada “Pueblo Llano”. Ahora los propietarios de la Farmacia “La Unión” son el señor Emilio Antonio Paredes y los herederos de los socios Marcelino Santiago Valero y Eugenio Quintero Ortiz”6.

 

Señor Marcelino Santiago Valero

En la actualidad hay seis farmacias en el municipio: “Los Ángeles”, situada en la prolongación oeste de la calle Independencia (entrando al pueblo); “Soluciones Pueblo Llano”, avenida Sucre con calle Independencia; “La Chinita”, avenida Sucre, entre calles Independencia y Páez; “Ebenezer”, avenida Sucre, entre calles Chimborazo y Carabobo; “Pueblo Llano”, calle Carabobo, entre avenidas Miranda y Bolívar; “La Unión”, avenida Bolívar, entre calles Ayacucho y Chimborazo7. Había que agregar a las anteriores un expendio de medicinas adscrito al Hospital Carlos Edmundo Salas.

Rafael Ramón Santiago

Cronista Oficial del municipio Pueblo Llano

(20/01/25).                                                                                                             350

Notas:

 

(1)  Jesús Manuel JÁUREGUI MORENO: Apuntes Estadísticos del estado Mérida (1887). Imprenta del Estado Mérida, 1948. p. 53.

(2)  José Ramón LOPEZ GOMEZ. Carlos Edmundo Salas, una huella trascendente. Ediciones del Rectorado. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela, 2005. p. 39.

(3)  Alberto CARNEVALI. Pasión de Libertad (Escritos) Tomo II. Mérida, 1989. p. 143.

(4)  Pedro José PAREDES. Las Piedras a través del tiempo. El libro de los sacrificios. Segunda Edición. Producciones Editoriales C.A., Mérida, Venezuela, 2024. p. 64.

(5)  En nuestro libro Aspectos históricos del municipio Pueblo Llano, estado Mérida. Tomo II, escribimos que la farmacia “La Unión” comenzó en 1970, según testimonio de uno de los socios, no obstante, ahora nos inclinamos por la versión del señor Manuel Mora que nos parece la más fidedigna hasta que no tengamos a la mano el documento de inicio de la misma.

(6)  Entrevistas realizadas en Pueblo Llano al señor Manuel Mora, 75 años, por Vicente Paredes, el 11 de noviembre de 2024 y por Rafael Ramón Santiago el 24 de noviembre de 2024.

(7)  Información suministrada por el Licenciado Jorge Luis Paredes Arias, 57 años, Pueblo Llano, 16 de diciembre de 2024.