jueves, 11 de abril de 2024

EMBAJADOR JORGE RONDON UZCATEGUI




EMBAJADOR JORGE JOSE RONDÓN UZCÁTEGUI

 

                El Embajador Jorge José Rondón Uzcátegui nació en Pueblo Llano, estado Mérida, Venezuela, el 11 de abril de 1948, fue bautizado en la iglesia Santísima Trinidad de este pueblo por el Pbro. Rigoberto Moncada Vidal el 27 de mayo del mismo año. Sus padres fueron Francisco Javier Rondón Rondón e Irene Uzcátegui. Desde niño se formó con sus tías paternas, primero con la señora Felipa en el pueblo de Timotes y después con doña Justiniana en la ciudad de Mérida.

    Estudió parte de la educación primaria en la población de Timotes y en el Seminario Arquidiocesano de la ciudad serrana desde quinto grado hasta segundo año de bachillerato. y luego se trasladó a la capital de la República.

            En la ciudad de Caracas contrajo matrimonio el 25 de agosto de 1973 con la señorita Eugenia Emperatriz Cañas, de cuyo enlace tienen dos hijos.

El Licenciado Jorge Rondón Uzcátegui es egresado de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela, en 1971; cursó un postgrado en 1979 en Economía y Administración de Hidrocarburos en la misma universidad.

Ha realizado varios cursos, entre ellos Diplomacia y Medios de Comunicación, en 1985, y Alta Negociación Internacional en 1986, ambos facilitados por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela y otro de Comercio Exterior, Especialización en Promoción de Exportaciones, auspiciado por el CEPAL y UNCTA/GATT en Ginebra y Santiago de Chile, en 1971.

Gracias a su constante formación profesional, además del español, habla inglés, francés e italiano; con amplio conocimiento del árabe y el holandés.

En su prolongada carrera en el Ministerio de Relaciones Exteriores ha obtenido las siguientes promociones: Tercer Secretario en 1973, Primer Secretario en 1979, Consejero en 1985, Ministro Consejero en 1986 y Embajador en 1993.

Su trayectoria profesional está enmarcada dentro del siguiente periodo:

    En 1973 aprobó el Concurso de Oposición para ingresar al Servicio Exterior de Venezuela; en 1974 es designado Tercer Secretario de la Dirección Política Internacional, Departamento de Asia, África y Medio Oriente; en 1985 Jefe del Departamento de Asia, África y Medio Oriente; en 1986 Asistente del Ministro de Relaciones Exteriores; en 1993 Director de la Dirección de Personal Diplomático y Consular; en 1994 Director de Asia, África y Oceanía, Dirección General de Política internacional; en 2004 Asesor de la Dirección General de Recursos Humanos;  en 2005 Miembro de la Comisión de Reorganización de la Dirección de Protocolo y 2020 Asesor del Despacho del Viceministro para Asia, Medio Oriente y Oceanía.

            Entre los diferentes lugares donde ha tenido que desarrollar sus actividades diplomáticas o consulares están: Embajada de Irak (1979-1981); Embajada de Holanda (1981-1983); Embajada de Irak (1983-1985); Consulado General en Nápoles, Italia (1989-1992); Embajada en Kenia (1992-1993); Embajada en Bélgica (1993-1994); Embajada en Nigeria (Embajador Extraordinario y Plenipotenciario) (1997- 2000); Embajada en Iraq y Jordania (Embajador Extraordinario y Plenipotenciario)(2000-2004); Embajada en la República Socialista de Vietnam (Embajador en Misión Especial) (2006 – 2007); Embajada en la República Socialista de Vietnam (Embajador Extraordinario y Plenipotenciario, con acreditación ante la República Democrática Popular de Laos, el Reino de Camboya y la República de la Unión de Myanmar) (2007-2019). 

            Por otra parte, ha participado en las siguientes Misiones Especiales:

            En 1987, jefe de Delegación Venezolana en la Primera Reunión del "Las Potencias Medias”, Lagos, Nigeria; 1987, Jefe de la Misión de Buena Voluntad de Venezuela en Nigeria, Kenia y Zimbabue; 1988 Miembro de la Misión de Cooperación Política Venezolana a Surinam; 1988 Delegado de Venezuela al Seminario "Las Relaciones Latinoamericanas y africanas” realizado en México; 1992–1993. Representante de Venezuela ante el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y Hábitat, en Nairobi, Kenia; 1992. Jefe de la Delegación de Venezuela para la Discusión Final del Acuerdo de Biodiversidad, en Nairobi, Kenia; 1992 Miembro del Grupo de Trabajo Asesor del Directo Ejecutivo de la UMEP sobre el Acuerdo de Brasilia sobre Sustancias Tóxica; 2000, Asesor Principal de la Presidencia del Comité Organizador de la II Conferencia Cumbre de la OPEP, 2005; Agregado Civil de la Ministra de Cultura y Educación de Namibia, en ocasión del I Festival Cultural con el pueblo de África, Venezuela.

            Además, en su dilatada carrera diplomática ha tenido las siguientes participaciones: en 1972 Asesor de Asuntos Internacionales en la Asociación Venezolana de Exportadores; 1973 Coordinador de Asuntos Internacionales y Medio Oriente, Ministerio de Energía y Minas; 1976-1979. Coordinador de Asuntos Internacionales para las áreas de América Latina y Medio Oriente, Instituto de Comercio Exterior; 1988-1989 director general del Gabinete del ministro, Ministerio de Relaciones Interiores.

            En el campo pedagógico también se ha destacado nuestro biografiado, pues ha sido profesor de Política Petrolera Venezolana y de países de Medio Oriente y África en las siguientes Universidades e Institutos Educativos: Universidad Central de Venezuela, Universidad Simón Bolívar, Universidad de Carabobo, Universidad del Zulia, Universidad de los Andes, Colegio de Internacionalistas de Venezuela, Instituto Internacional de Estudios Superiores del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, Universidad “Erasmus" Rotterdam, Holanda, Universidad de Nápoles, Instituto de Asuntos del Este y Académico Aeronáutico, Italia. Profesor de Geografía Económica Internacional y Comercialización Internacional del Petróleo. Instituto de Nuevas Promociones, Caracas. Profesor de Economía Petrolera, Universidad Central de Venezuela.              Además, profesor-coordinador de los siguientes seminarios de Estudios de Maestría en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela: "Aspectos diplomáticos sobre la política internacional", "Petróleo y política internacional", "Religión y política internacional", "Nuevo orden mundial".

            Fue también profesor en la Academia Diplomática "Pedro Gual", Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, en las siguientes materias: "Nuevo orden mundial" y "Diplomacia y Protocolo",

            Pertenece a los siguientes Cuerpos Colegiados: Asociación Internacionalista de Venezuela; Asociación Internacional de Economistas de la Energía; Asociación Latinoamericana de Energía y Asociación Latinoamericana de Estudios Afroasiáticos.

            Por su larga y destacada labor Diplomática ha sido acreedor a los siguientes reconocimientos:

“Orden Azteca”, Grado Caballero, México. 1988

“Orden de Rio Branco”, Grado de Caballero, Brasil, 1988.

"Mérito de la República", Grado de Caballero, Indonesia, 1988.

"Francisco de Miranda", Grado de Caballero, Venezuela, 1993.

“Pedro Gual”, El Consejo, estado Aragua, Venezuela, 1996.

"Diploma de Reconocimiento por la importante contribución a la paz, la solidaridad y la amistad con Vietnam en 2011 de la Unión de Asociaciones de Amistad de Vietnam (VUFO), Hanoi, Vietnam, 2011.

Insignia de Honor y Medalla de la Asociación Vietnamita de Víctimas del Agente Naranja, Vietnam, por su solidaridad y cooperación, 2015.

Insignia de Honor y Medalla “Por la paz y la amistad entre los pueblos”, otorgada por la Unión de Asociaciones de Amistad de Vietnam (VUFO), 2019.

Insignia de Honor y Medalla “De la amistad”, otorgada por el Gobierno de la República Socialista de Vietnam –la más alta condecoración vietnamita a un ciudadano extranjero-, 2019.

 

Insignia de Honor y Medalla “Por la causa de formación y capacitación sobre teoría política”, la distinción más alta concedida por la Academia Nacional de Política “Ho Chi Minh”, 2019.

Insignia de Honor y Medalla “Por la causa de la Cultura, el Deporte y el Turismo”, otorgada por el Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo de la República Socialista de Vietnam, 2019.

Recibiendo un reconocimiento en el Ateneo de Pueblo Llano, 02 de noviembre de 1996.

 

            El destacado paisano siempre ha estado preocupado por el desarrollo de su pueblo, mantiene un contacto permanente con las instituciones locales para ofrecerles su experiencia y conocimientos. Es cofundador del Ateneo de Pueblo Llano, en esta institución recibió un homenaje el 02 de noviembre de 1996 donde, en una hermosa velada, se le hizo entrega de una placa de reconocimiento, se presentaron varios artistas locales, la Estudiantina del Ateneo, el conjunto de los Hermanos Valero, entre otros virtuosos de la música. Para aquel momento se despedía de su terruño y del país, debido a que había sino designado como Embajador de Venezuela en Nigeria. 

                                                                    

            Desde septiembre del 2020, está jubilado por el Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela, reside en la ciudad de Caracas y ocupa su tiempo libre, entre otras cosas, en el cultivo del cuento y la poesía.

 

Rafael Ramón Santiago

Cronista Oficial de Pueblo Llano.

 

(11/04/2024).


domingo, 24 de marzo de 2024

SAN JOSE EN PUEBLO LLANO



 

SAN JOSE EN PUEBLO LLANO

 

            Cuando el escribano Rodrigo Zapata, por mandato del visitador oficial Alonso Vásquez de Cisneros, llega a la iglesia de Pueblo Llano el viernes 20 de septiembre de 16191, en horas de la mañana, es recibido por el cura doctrinero Juan de Monsalve, quien le expresa su afecto y gratitud por la visita. El sacerdote le manifestó que él tenía una edad de treinta y tres años y que desde hacía unos cinco años se encontraba al frente de la doctrina de Santo Domingo que comprendía las encomiendas de Aracay, Las Piedras, Santo Domingo y Pueblo Llano. Luego de celebrar una misa de acción de gracias pasaron a elaborar el inventario de los bienes de esta humilde iglesia, una de las tres que integraba la doctrina; había una en Aracay donde el patrono era San Juan Bautista y una más en Santo Domingo, teniendo como advocación a San Jerónimo. Entre los bienes de esta iglesia de Pueblo Llano se encontraba “…una imagen de San José al óleo en lienzo guarnecida de madero y dorado…”2. Además, el prelado le refiere que el patrono de esta iglesia era San José.  

            No hay otra información anterior cercana a esta fecha sobre cuándo llega el cuadro aludido al templo, ni cuándo es construido el mismo; pero, sabemos que en el año 1586 estuvo por este valle el visitador Bartolomé Gil Naranjo, juez poblador, quien se encargó en ordenar las primeras agrupaciones de indígenas bajo la traza española, construir iglesias y asignar el santo patrón, entre otras disposiciones3. Por lo que podemos deducir que a partir de aquel año comenzó la construcción de la iglesia y la devoción a San José en este pueblo.

            Los indígenas de las encomiendas anteriores fueron agrupados nuevamente, el 19 de octubre de 1619, ahora en un solo pueblo ubicado en la mesa de El Esfafiche4, allí se construye un nuevo templo, pero los documentos hasta ahora consultados no dan noticias del patrono de la nueva iglesia, aunque el pueblo se conoce en algunos escritos con el nombre de Santo Domingo de El Esfafiche, suponemos que pudo haber sido este fraile su patrono.

            En 1678 ocurrió un nuevo agrupamiento de indígenas, en esta oportunidad con los de Aracay y Pueblo Llano, fueron llevados al pequeño valle donde se encuentra hoy el poblado y le asignaron el nombre de Santísima Trinidad de Pueblo Llano, de allí en adelante la advocación de la iglesia nueva comenzó a estar bajo Dios Uno y Trino, desplazando a San José.

            En 1895 el Pbro. Francisco Higuera hizo un inventario de los bienes que tenía la iglesia para ese momento y entre ellos figura: “…una imagen de bulto del Señor San José con su Niño, valorada en doscientos bolívares…”5.

            En las investigaciones realizadas hasta ahora no se ha encontrado información sobre alguna cofradía dedicada a San José, pero, es posible que su celebración haya sido una de las principales durante los siglos XIX y comienzos del XX ya que el acompañamiento a la misa por parte de la Locaina del Niño Jesús ha estado presente desde muchos años atrás y eso le ha dado una mayor solemnidad. En el año 2005, el señor Ricardo Santiago, capitán de la Locaina, creó el grupo denominado Locos de San José, a partir de aquel año las dos agrupaciones acompañan la procesión del 19 de marzo con la imagen del santo.

            Para las décadas de los años 60 y 70 del siglo XX la señora María Olegaria Santiago de Montilla, tía del que esto escribe, junto con la señorita Rosa Amelia Paredes, eran las encargadas de “vestir al santo”, como se decía en aquella época. El día anterior iban hasta la iglesia, colocaba cuatro sábanas o cortinas, denominadas faldones, en los cuatro lados de la mesa que servía de pedestal a San José, sobre ella disponían varios floreros de porcelana, asegurados con círculos de clavos para que no se cayeran durante la procesión y llenaban los recipientes con varias flores naturales de la región. Los rostros de San José y el Niño eran limpiados con clara de huevo. Aquellas actividades dejaron de hacerlas cuando se hizo cargo de la parroquia el sacerdote Gabriel Gómez López, en 1978, quien dispuso de nuevas normas y procedimientos impuestos a su manera.

Sobre la mayordomía de la fiesta sabemos que estuvo al frente de la misma, durante gran parte del siglo XX, el señor José Lisandro Paredes Rondón, gran benefactor de la iglesia de Pueblo Llano, nombrado, además, Mayordomo de Fábrica por el presidente del estado Mérida José R. Dávila, el 09 de octubre de 1930.

            Al morir don Lisandro, el 21 de febrero de 1982, la mayordomía de la fiesta pasó a manos de su hijo el señor Emiliano Salcedo.

            Cuando en 1984 se comienza a celebrar oficialmente el avistamiento del pueblo de los indios chinoes y el bautizo de éste con el nombre de Pueblo Llano, ocurrido el 19 de marzo de 1559, por Juan Maldonado y un grupo de hombres que lo acompañaban, la fiesta de San José comienza a tener un mayor auge con una asistencia masiva a la eucaristía, además de vistosos desfiles por las principales calles del pueblo.

Para aquel momento,1984, era prioste de la fiesta el señor Emiliano Salcedo que igualmente llevó con dedicación, eficiencia y fe tal compromiso hasta el momento de su fallecimiento el 24 de noviembre del 2006. A partir de allí la mayordomía pasó a manos de la familia del señor Emiliano que, de la misma manera, ha seguido al frente de la celebración con mucha devoción, responsabilidad y entusiasmo, reivindicando de esta manera la figura de San José por haber sido el primer patrón que tuvo la iglesia de Pueblo Llano.

Rafael Ramón Santiago

Cronista Oficial del municipio Pueblo Llano.

jueves, 7 de marzo de 2024

MAESTRO VICENTE DE JESUS PAREDES PAREDES



MAESTRO VICENTE DE JESUS PAREDES PAREDES

 

            El Maestro Vicente de Jesús Paredes Paredes formó parte de aquella pléyade de hombres y mujeres que abrazaron con mística y vocación la carrera docente durante la primera mitad del siglo XX. Formándose con una gran disciplina y novedosos recursos pedagógicos en centros educativos de calidad como las denominadas Escuelas Normales que marcaron pauta en el país en su momento.   

El biografiado nació en Pueblo Llano el 20 de junio de 1928, sus padres fueron Francisco Antonio Paredes Rondón y María Claudia Paredes Paredes. Un hogar de agricultores, con bastantes estrecheces económicas, como el de la mayoría de los habitantes de aquella época.

            Su padre murió cuando contaba con apenas ocho años, dejando al hogar en una situación aún más difícil. Fue inscrito en la Escuela de Varones que funcionaba en una casa particular, propiedad del maestro Ramón Jerez Jerez, ubicada en la actual avenida Bolívar de esta población, siendo sus maestros los señores Misael Rivas y Ramón Gilberto Quintero Monsalve.

            De aquella época, lo recuerda con mucho cariño uno de sus condiscípulos, don Mario de Jesús Santiago Valero: “…Éramos como de igual tamaño, el normal entre nosotros, propios de niños entre 8 y 9 años, de contextura delgada, pero fuerte. De color morenito claro. Mirada serena y viva. Parco en el hablar. Muy bien educado, decente, respetuoso. Alejado de grupos bullangueros, ruidosos. Pacífico, tranquilo, de buenos modales. Durante los tres años de escolaridad que compartimos nunca le llamaron la atención por algún motivo ni oí queja alguna contra él…”1.

En 1940 se trasladó a Timotes para continuar sus estudió, a partir del tercer grado hasta culminar la Educación Primaria. Allí fungió como representante suyo la señora Dolores de Candales, quien era de profesión enfermera en el hospital “Rafael Rangel” de esa localidad y tenía una casa alquilada frente al mismo2. De ella recibió un gran apoyo, pues además de hospedarlo en su casa le consiguió un trabajo en aquella institución mientras culminaba sus estudios y lo estimuló para que continuara formándose.

            Por otra parte, desde que quedó huérfano de padre siempre contó con el apoyo de su padrino y tutor el señor Camilo García, carpintero de profesión y dentista de ocasión, quien, una vez culminado el sexto grado, le ayudó a conseguir una beca para estudiar en la Escuela Normal “Gervasio Rubio” de la ciudad de Rubio, estado Táchira en 1945. Esta institución fue fundada el 15 de octubre de 1940 y el 9 de julio de 1949 egresó la primera promoción de Maestros Normalistas conformada por 25 mujeres y tres hombres3. Vicente de Jesús egresó de ella como Maestro Normalista en 1951.

 

            Una vez graduado viajó al estado Zulia en búsqueda de una plaza para ejercer el cargo de educador, pero en la ciudad de Cabimas es enganchado en la Seguridad Nacional, en el Departamento de Criminalística, donde podía percibir un mejor sueldo. Allí permaneció desde 1953 hasta 1958 cuando cayó el gobierno del coronel Marcos Pérez Jiménez4.

            En 1960 fija su residencia en la ciudad de Barinas y comienza a trabajar en el Grupo Escolar “Estado Guárico”, en Educación Primaria durante el turno diurno y con Educación de Adultos en el nocturno, hasta 1963. A medida que también estudiaba simultáneamente el bachillerato en el Liceo Nocturno O’Leary, obteniendo el título de Bachiller en Humanidades en 1963. Fue cofundador de la Educación de Adultos en el Grupo Escolar “Estado Guárico”, junto a destacados Maestros, entre ellos el exgobernador Hugo de los Reyes Chávez, laborando en esta institución nocturna hasta 1974.

El 28 de mayo de 1960 se casó en la ciudad de Barinas con La señorita Edicta Ramona Sánchez Ruiz, de cuyo enlace nacieron sus hijos Gladys Josefina y Vicente de Jesús Paredes Sánchez5.

El Maestro Vicente de Jesús Paredes con su esposa e hijo.

En 1963 vuelve nuevamente al estado Zulia para ejercer el cargo de Maestro en un Colegio de Fe y Alegría de la ciudad de Maracaibo hasta 1966. Aquí se matriculó en la Universidad del Zulia para continuar su formación, pero, por razones de fuerza mayor no pudo culminar su carrera.

El 06 de abril de 1966, cuando iba en un viaje de asueto con su familia y unos paisanos desde Maracaibo hasta Pueblo Llano, tuvo un terrible accidente en la carretera, entre Acarigua y Araure del estado Portuguesa, donde casi pierden la vida él y sus ocupantes, quienes fueron llevados con urgencia al Hospital de Guanare, luego al de Acarigua hasta ser trasladados definitivamente al Hospital Coromoto de Maracaibo, donde el Maestro estuvo convaleciendo durante varios meses y quedó con alguna afectación en una pierna.

Una vez que salió del estado de recuperación regresa nuevamente a la ciudad de Barinas en 1967 para retomar el cargo en el mismo grupo Escolar “Estado Guárico” donde había ejercido anteriormente, allí estuvo hasta 1975, cuando se alejó de la ciudad para fungir como director por corto tiempo de la Escuela Básica “Alejo Fortique” de San Silvestre, estado Barinas, hasta 1976. 

Finalmente, desde 1976 hasta 1986 desempeña el cargo de director, en su casa de siempre, el Grupo Escolar “Estado Guárico” de la ciudad de Barinas hasta obtener la jubilación en 1986.

Fue condecorado con la Orden “27 de junio” en su Segunda Clase, distinción otorgada a los educadores más destacados del país.

El Maestro Vicente de Jesús, a pesar de sus diferentes ocupaciones, siempre estuvo al tanto del progreso de su pueblo y el bienestar de sus paisanos pueblollaneros. Quería estar cerca de su madre y el resto de la familia que residía en Pueblo Llano y otros tantos en la ciudad de Barinas, varios de sus paisanos trabajaban como empleados en la capital llanera, pero no sabían leer ni escribir; para lo cual constituyó un grupo de alfabetización, en el barrio Caja de Agua, utilizando el texto “Abajo Cadenas”. Entre los facilitadores se encontraba su hermano Hermes Ramón Paredes, quien recuerda que lograron buenos resultados en esta experiencia. El Maestro Paredes Paredes también formó parte de la junta promotora de bienes y mejoras para Pueblo Llano, integrada por paisanos residentes en Barinas e igualmente de la junta promotora del primer reencuentro de pueblollaneros, sección Barinas, celebrado en Pueblo Llano el 22 de diciembre de 1984.

            Don Vicente de Jesús Paredes Paredes, murió en Barinas el 08 de julio de 1996 a los 68 años de edad. 

            Sirva esta apretada biografía para reconocer, recordar y agradecer la labor de un paisano que supo poner muy en alto su gentilicio y contribuir, a través de su apostolado docente, a sembrar los valores morales y alumbrar el camino de la sabiduría y la formación a tantos hombres y mujeres de este país.

 

Rafael Ramón Santiago

Cronista Oficial del municipio Pueblo Llano.

 

Notas:

1)    Informante: Mario de Jesús Santiago Valero, 95 años, condiscípulo del biografiado, Caracas, 29 de octubre de 2023.

2)    Informante: Eduardo Villarreal, 85 años, historiador de la ciudad de Timotes. Valencia, Venezuela, 03 de marzo de 2024.

3)    José Pascual MORA GARCÍA. La historia de la Educación Rural en Venezuela. Caso: Centro Interamericano de Educación Rural (CIER). Información disponible en internet.

4)    Informante: Hermes Ramón Paredes Paredes, 80 años, hermano del biografiado. Pueblo Llano, 23 de octubre de 2023.

Informante: Vicente de Jesús Paredes Sánchez, 69 años, hijo del biografiado. Maracaibo, 04 de marzo de 2024.


viernes, 9 de febrero de 2024

EL LLAMADOR





“EL LLAMADOR”

 

            Los que tuvimos la suerte de haber crecido en la Venezuela rural de mediados el siglo XX acumulamos recuerdos de una época que, a pesar de las carencias, dejaron gratos momentos dignos de referir en un país que se iba transformando aceleradamente gracias al incremento de la producción petrolera, bonanza que trajo el progreso a algunas zonas muy apartadas y abandonadas del país, traducida en la apertura de vías de comunicación, servicios de agua potable, electricidad, gas, educación y salud.

            Nuestros pueblos eran pequeños, donde casi todos nos conocíamos, más bien parecía una gran familia que disfrutaba y padecía junta, a diferencia de los compartimientos estancos que representaban los apartamentos y urbanizaciones de las grandes ciudades.

            De esta época, nos viene a la memoria las fiestas patronales, los matrimonios, bautizos y otros acontecimientos donde los párvulos acudían en masa sin ninguna invitación previa. El principal atractivo de la fiesta era la comida que allí se servía. Las celebraciones familiares se hacían en las propias viviendas, que eran amplias, con extenso patio, largos corredores, cómoda cocina y un adecuado comedor donde había una mesa grande, con unas seis sillas colocadas alrededor. Cuando venía la hora de servir la comida, los invitados, por orden de categoría, se sentaban allí por tandas a degustar los platos. Pero, antes, el dueño del banquete designaba a una persona denominada “EL Llamador” que se caracterizaba por ser un hombre conocido de todos, respetado, neutral, versado en el oficio, el cual iba llamando, por orden, a los principales invitados para que se sentaran en el primer turno del ágape. Si entre los presentes se encontraba el sacerdote, el jefe civil, el juez, el maestro de escuela o un vecino distinguido, ellos serían los primeros en tomar asiento junto con el dueño de la fiesta, los recién casados o los homenajeados; para las siguientes tandas pasaban los familiares más cercanos, los padrinos, compadres, entre otros, dejando a los niños de último.

            Los niños, desesperados observaban cómo “El Llamador” se movía de un lado a otro buscando a los adultos elegidos, nunca un niño se sentaba durante las primeras tandas, esa angustia generaba malestar en los muchachos, que se asomaban, se inquietaban, se empujaban y hacían todo tipo de ademanes para que los tomaran en cuenta. “EL Llamador” a veces los ponía en fila para mantener una espera ordenada, pero el tiempo iba pasando, el hambre arreciaba y se les hacía agua la boca cuando pasaban las viandas humeantes por encima de sus cabezas. Entonces, la fila se desorganizaba, los empujones volvían y “El Llamador” repetía una y otra vez la misma frase: “El que esté haciendo desorden no come”, enseguida regresaba, por poco tiempo, la calma.

            En las Paradura de Niño el caso era similar, el alboroto comenzaba cuando en la casa donde iba a ocurrir la celebración lanzaban varios cohetes o voladores anunciando que pronto se acercaban los rezos al Niño; entonces, los chavales, que siempre estaban atentos a este tipo de señal durante los meses de enero y febrero, se arrojaban como una jauría rumbo a la vivienda, estuviera a la distancia que fuese, y comenzaba el merodeo por los alrededores hasta que llegaba el momento del “brindis”, el cual consistía en una mantecada, un pan, un cigarrillo, un vaso de vino, chicha y en algunas oportunidades miche o aguardiente para los adultos no muy aficionados al vino, que representaban un gran número.

 Aquí volvía a aparecer el famoso personaje para contener a los niños desesperados por recibir su brindis que en esta oportunidad se servía en la entrada de la cocina, allí se atravesaba una mesa para colocar los obsequios, mientras que adentro, varias mujeres, ajetreadas, moviéndose de un sitio a otro, iban renovando los faltantes en la mesa. En esta ocasión los comensales no se sentaban, tomaban el licor allí mismo y salían con el resto del brindis en la mano para degustarlo en el corredor, el patio o en cualquier rincón de la casa, mientras los músicos tocaban en la sala sus instrumentos de cuerda. Hay que acotar que los músicos, en esta celebración, eran los mejores atendidos en cuanto a la comida y la bebida se refiere; es por eso que ahora viene a mi memoria uno de estos jovencitos, ansioso por pasar entre los primeros a recibir el brindis: se le ocurrió la idea de recortar  dos trozos de un palo de escoba, llevarlos a la celebración y golpearlos entre sí para sacarle un sonido característico, acompañando de esta manera las melodías que se interpretaban en las paraduras de Niño; logrando, de esta manera, el objetivo de poder pasar a la mesa como un integrante más del grupo de músicos.

Mientras tanto, aquí también volvían a colocar a los niños en fila para evitar el desorden, pero, enseguida venían las disputas para ubicarse de primero, pues en los hogares donde no se hacían muy bien los cálculos de la “parada” o “paradura”, los últimos apenas recibían un pedazo pequeño de mantecada o un solitario pan, y en algunos casos simplemente el brindis no alcanzaba para todos.

            De nuestros años mozos recordamos a don Amador Paredes Tapia, uno de los “Llamadores” más solicitados, por el respeto que le tenían los niños. Don Amador era el propietario de una bodega situada frente a la plaza Bolívar donde su oferta preferida era el famoso guarapo fuerte, hecho con conchas de piña fermentadas que tenía el valor de una locha por vaso. Mano Amado, como le decían cariñosamente, cuando asistía a estas celebraciones se montaba un sombrero pelo é guama, un sobretodo o romantón negro que imponía elegancia y respeto y contribuía a ejercer su oficio con gran eficacia. Por otro lado, el profesor Albino nos comentó que en el caserío Mutús el “Llamador” era el señor Nicolás Alarcón, por lo que suponemos que en cada comunidad del municipio había un personaje similar.  

            Pasaron varios años para que se impusiera la sana costumbre de atender primero a los niños; según nos cuenta nuestro amigo el Licenciado Jorge Luis Paredes Arias, su madre, la recordada Maestra Pina, fue una de las que abogó para que se cambiara esta costumbre discriminatoria, de esta manera se evitaba el relajo durante las fiestas y además se hacía justicia con los más vulnerables, que, por causa de aquella vieja costumbre, en algunos casos, dejaban traumas posteriores por no haber recibido bocado alguno en estas celebraciones pueblerinas.  

Rafael Ramón Santiago

Cronista Oficial del municipio Pueblo Llano.

(02/02/2024)





 

domingo, 7 de enero de 2024

80 AÑOS DE LA DEVOCION A SAN BENITO


80 AÑOS DE LA DEVOCIÓN A SAN BENITO EN PUEBLO LLANO

El pasado 02 de enero de 2024 Pueblo Llano se vistió de fiesta, una vez más, para conmemorar por todo lo alto, en esta oportunidad, el aniversario número 80 del comienzo de las celebraciones religiosas y culturales en honor a San Benito en esta localidad. Todo discurrió con éxito, como resultado de una excelente organización y planificación de parte de los directivos y demás socios de la cofradía, después de un conjunto de actividad ejecutada durante el año, donde la dedicación, la responsabilidad, el compromiso y la fe produjeron los resultados esperados. 

Los Giros o Vasallos de San Benito forman parte de una tradición que se originó en San Fratello (Italia), pueblo natal del santo donde “era llevada su imagen desde Palermo con la participación de casi todo el pueblo. La celebración de su fiesta coincidía con el día de su muerte” y se extendió luego, no sólo a otras regiones de Italia sino también a otros países de Europa, especialmente a España y Portugal y de allí pasó a América. Para el siglo XVIII se consigue ya una especial devoción en diferentes poblaciones del actual estado Zulia. No obstante, es pertinente imaginar que el culto a san Benito en la región sur del lago de Maracaibo se realizaba desde el siglo XVII, “...pues para ese siglo ya se había ubicado en tal región varios contingentes de esclavos africanos, así como misioneros franciscanos, orden a la que estuvo San Benito unido por mucho tiempo...”.

Las fiestas dedicadas al santo en el estado Mérida presentan algunas variantes con respecto a las realizadas en otras regiones del país. Sin embargo, coinciden en parte con éstas en la música de origen africano, en las danzas de origen indígena, así como en el discurso oficial y la representación real de la fiesta.

Los sanbeniteros de Pueblo Llano están agrupados en una Asociación Civil la cual tiene como misión organizar las fiestas dedicadas al santo en el municipio el día dos de enero y a la reliquia del mismo el 19 de julio, de cada año. La Asociación se financia por autogestión y los directivos trabajan ad honoren. La misma está conformada por las siguientes agrupaciones: Giros de San Benito de El Cedro, Negros de San Benito de El Agua Regada, Comparsa de San Benito de Mupate, Tambores de San Benito de Los Tendales, Comparsa de San Francisco de Cerro Seco, Grupo de San Juan y San Benito de Mutús Alto, Comparsa de San Benito de Los Pantanos, Comparsa de San Benito de El Morro y Grupo de Artilleros de El Cedro.

            Los primeros pasos para conformar la Asociación se dieron el 27 de noviembre de 2004 con una reunión en Mutús. En agosto del 2005 se realizó la primera asamblea de socios, quedando registrada la organización ante la notaría pública de Santo Domingo, municipio Cardenal Quintero, el 15 de septiembre de 2005.

            El procedimiento que actualmente utilizan para invitar a otros grupos, foráneos al municipio, a sus fiestas en honor al santo negro el 2 de enero y el 19 de julio de cada año, consiste en lo siguiente: se asigna a cada uno de los conjuntos locales hacer la invitación a un grupo de un lugar determinado, una vez que éste acepta y viene a Pueblo Llano a ejecutar sus bailes, le corresponde al anfitrión  ir hasta el sitio del visitante, cuando así lo requiera, para participar en las celebraciones de san Benito en ese pueblo o ciudad, actividad que se conoce como mano vuelta.

            De las comparsas locales señaladas anteriormente, dos están registrados en la Dirección de Cultura del estado Mérida y todos han sido notificadas ante el Archivo Arquidiocesano de Mérida, con Decreto de Orden Miguel Antonio Salas. Referencia: II Libro de Decretos, N° 10, Folios 39 al 61, de fecha 15 de septiembre de 2014.

            Con respecto a la llegada de una reliquia de san Benito a Pueblo Llano, se comenzaron las gestiones en el año 2007, el 13 de marzo de ese mismo año fueron llamados por la Comisión de Reliquias para darle visto bueno a la petición. Finalmente, el 19 de julio de 2007 llega la Santa reliquia de San Benito a Pueblo Llano, la misma consiste en un trozo de piel del santo.

GIROS DE SAN BENITO DE EL CEDRO. De los grupos arriba señalados, el de El Cedro es el más antiguo, la tradición tuvo sus comienzos, según informaciones orales, cuando el señor Francisco Miguel Santiago Santiago decidió ofrecer una misa al santo, a partir de 1922, como una manera de pagarle una promesa por el favor concedido al sacarlo de una situación embarazosa en que se había involucrado por problemas de amores.

Francisco Miguel Santiago Santiago nació en Pueblo Llano el 8 de marzo de 1884, era hijo de Ramón Santiago y Petronila Santiago, al igual que muchos paisanos se fue al estado Zulia en busca de mejores medios económicos. Además de venir a su pueblo, cada año, a mandar oficiar la misa por el milagro realizado, quería homenajearlo con danzas y toques de tambores como había visto que se hacía en las costas zulianas; pero, se encontró con la dificultad de que, entre sus paisanos no había nadie que supiera organizar aquella celebración. En 1944 el señor Horacio Santiago, cuñado de Francisco Miguel, toma bajo su responsabilidad el pago de la promesa, se enteró que en la población de La Puerta del estado Trujillo realizaban con mucha devoción una fiesta en honor a san Benito, se trasladó hasta allí a invitar a los promeseros para que fueran a Pueblo Llano a danzarle al santo negro el dos de enero. Comenzando de esta manera, formalmente, la celebración religiosa y cultural en este municipio.

Señor Francisco Miguel Santiago Santiago.

En 1952 Francisco Miguel, encontrándose enfermo y muy cerca de la muerte, llama ante su presencia a Horacio Santiago y a su esposa Alberta Paredes para encargarles definitivamente la celebración y la devoción que deberían continuar hacia san Benito. Los esposos, bajo juramento se comprometieron a no dejar decaer la tradición. 

Durante muchos años, los giros de La Puerta estuvieron viniendo a Pueblo Llano a ejecutar la danza, cubrían el trayecto caminando, atravesando un páramo de más de 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar, venían alrededor de 30 personas, incluyendo mujeres. Ya para el año 1960 se había constituido en Pueblo Llano un grupo de giros que aprendieron de los trujillanos a ejecutar los instrumentos y las danzas y no fue necesario que continuaran viniendo desde La Puerta. Entre los principales miembros del grupo naciente estuvieron Nicolás Alarcón, Severiano Santiago, Cándido Alarcón, Laudelino Paredes, Elis Paredes, Mariano Santiago y posteriormente Alejo Alarcón, quien, como capitán, dio un gran impulso a la organización. Hay que acotar que en los últimos años se renovó la tradición de seguir invitando a los giros de La Puerta para la fiesta del dos de enero, y ellos vienen gustosamente a compartir bailes y fe.

Señor Alejo Alarcón

La imagen que trajo el señor Francisco Miguel Santiago del estado Zulia es de bulto, de unos treinta centímetros de alto, el rostro es de color blanco, de rasgos europeos, lleva un sombrero tejido y un hábito marrón de san Francisco, tiene los brazos semi extendidos y en las manos sostiene varios milagros o medallas votivas que le han colocado sus devotos. La imagen se encuentra en la capilla de El Agua Regada, en un nicho de madera provisto de una alcancía para guardar las contribuciones en efectivo que aportan los creyentes. El limosnero o encargado de recoger las contribuciones monetarias para el santo por todos los lugares de municipio fue José Ascensión (Chono) Díaz, oficio que realizó durante gran parte de su vida.

Primera imagen de San Benito traída al pueblo.

Los bailes que han ejecutado desde el principio los Giros de San Benito de El Cedro son La Contradanza, La Gaita y La Redoblada, reseñadas con detalle en nuestro libro La Locaina y otras tradiciones de Pueblo Llano.

            Los Giros de San Benito de El Cedro está conformado por varias personas, la mayoría residentes en los caseríos Mutús y Miyoy, sus integrantes pasan de cien individuos entre hombres mujeres y niños. Hay un primer y un segundo capitán; los cajeros son alrededor de quince, cuatro bandereros que ondean las banderas (dos rojas y dos azules), un cornetero o ejecutante del cacho, dos cuatristas y un maraquero, el resto son denominados vasallos. Se colocan en la cabeza una especie de corona nombrada porosa construida con alambres y adornada con teipe, cintas de colores, papeles brillantes y plumas. Se cruzan cintas de colores en el pecho y la espalda. Los capitanes se distinguen porque llevan faldones, especie de delantales tejidos con hilo y desflecados en la parte inferior. El primer capitán sostiene un rejo o mandador que indica jerarquía y sirve también para castigar a los que infrinjan las reglas acordadas para el evento.

Las mujeres se integraron al grupo, aproximadamente, a partir de la década de los años 80 del siglo XX, primero llevando las banderas y después ejecutando las danzas.

El uniforme ha venido evolucionando, en un principio fue camisa blanca, pantalón negro, porosa y cintas de colores, cruzadas en el pecho; luego utilizaron amarillo con blanco, las mujeres falda y corona. El último uniforme, a partir de 1998, es de pantalón azul y camisa roja.

            Después de arribar a estos primeros ochenta años de celebraciones y devoción al Santo Negro, cada dos de febrero, la fiesta ya forma parte de nuestra idiosincrasia y patrimonio cultural y así debe ser registrado oficialmente por el Concejo Municipal de Pueblo Llano mediante Ordenanza para que gocen, además de la aceptación popular, de la protección jurídica que estas organizaciones merecen.

 

Rafael Ramón Santiago

Cronista Oficial del municipio Pueblo Llano.
 








 

jueves, 7 de diciembre de 2023

300 AÑOS DE LA CAPELLANIA



 


300 AÑOS DE LA CAPELLANIA DE PUEBLO LLANO, ESTADO MERIDA


 

El próximo 11 de diciembre de 2023 se cumplen trescientos años de la elaboración del testamento por parte del cacique don Antonio de Jáuregui donde decide donar parte de sus bienes para fundar una capellanía por la cantidad de doscientos pesos de principal para el bien de su alma “…y que todos los años se diga por el rédito de ella una misa cantada a la Santísima Virgen de Chiquinquirá…”.

Sobre la Capellanía de Pueblo Llano hemos escrito con prolijidad en nuestro libro Aspectos Históricos del municipio Pueblo Llano, estado Mérida, Tomo II, publicado en Amazon en el año 2022. Algunos extractos de la obra dejaremos aquí para recordar tan importante acontecimiento local.

El terreno aportado por el cacique para erigir dicha capellanía, que hoy recibe el mismo nombre, fue adquirido por el indígena el 15 de mayo de 1700 del prior del convento san Vicente Ferrer de Mérida, fray Alonso de Viedma, por el valor de 100 pesos. Para esta fecha, don Antonio manifiesta que era capitán gobernador de la parcialidad de indios Aracay y teniente de los indígenas de Pueblo Llano. Como es conocido, ambas parcialidades estaban agrupadas en un mismo pueblo denominado Santísima Trinidad de Pueblo Llano. El terreno en cuestión lindaba “...por un lado con tierras que fueron del capitán Lucas de Laguado y por el otro con los resguardos de los indios de Pueblo Llano y Aracay…”1, el convento lo tenía arrendado al ayudante Francisco Trejo quien pagaba cinco pesos cada año y veinte reales por tercio, por ser el valor de dicha tierra de cien pesos de principal “… y por cuanto el susodicho me ha representado que por algunos justos motivos hace suyo dicho pedazo de tierra Don Antonio de Jáuregui, Capitán Gobernador de la parcialidad de Aracay. En esta atención y porque no cese el tributo que se paga a mi convento, en nombre de él, en virtud de los pactos que con el señor Don Antonio tengo celebrado y asentado la venta. Le doy en venta real por juro de verdad desde ahora y para siempre jamás…dicho pedazo de tierra…”2.




Se desconocen las razones por las cuales el convento de san Vicente Ferrer vende al capitán gobernador de los indios de Aracay y no al cacique de Pueblo Llano, cuya parcialidad era mayoría en el resguardo. Tampoco queda claro cuando el prior del convento manifiesta “en virtud de los pactos que con el señor don Antonio tengo celebrado”. De todo esto, lo que se puede deducir es que don Antonio de Jáuregui estaba en mejor situación económica que el resto de los indígenas del resguardo (Pueblo Llano y Aracay) y por otro lado gozaba del aprecio de los frailes dominicos. Como si esto fuera poco, Jáuregui ya es el cacique de Pueblo Llano para 1723, designación que por tradición no le correspondía a pesar de que los naturales de ambas encomiendas estuvieran en un mismo resguardo. Todo esto permite proponer la hipótesis de que, posiblemente Jáuregui era mestizo, con marcado rasgos europeos y pudo haber recibido algunos bienes de su padre, posiblemente el encomendero.

Don Antonio de Jáuregui era casado con la india doña Tomasa y poseía una familia numerosa, incluso tenía hijos pequeños para el momento de su muerte; también estaban a su cargo los criados que dejó el cura Calderón de la Barca en su testamento, como se puede apreciar en el Tomo I de la obra citada.

En el terreno en cuestión, el cacique cultivaba principalmente trigo y otros productos de la tierra, además poseía un molino para procesarlo y algunas cabezas de ganado vacuno. Al encontrarse cansado, enfermo y en peligro de muerte, decide, el 11 de diciembre de 1723, hacer un testamento donde deja partes de los bienes a su familia y dispone de otra para que se funde una capellanía.

La capellanía era una institución eclesiástica establecida por una donación testamentaria o realizada directamente por cualquier persona, de carácter perpetuo e inalienable, ya fuese rural o urbano, mueble o inmueble, con el fin de realizar actos religiosos destinados a la salvación de las almas.

En su testamento, don Antonio de Jáuregui manifiesta que, ya para ese entonces, en 1723, era el cacique de Pueblo Llano y pertenecía a la encomienda de Miguel Jerónimo de Paredes (encomendero de Aracay). La capellanía se fundó por un valor de 200 pesos, sacándose de sus bienes de la siguiente manera: un lote de tierra para cría de ganado mayor valorado en 100 pesos y los otros cien distribuidos en “17 reses vacunas, una casa y corral”.

El capital con que se valoraba la finca, animales, molino y demás bienes, era lo que se denominaba capellanía, éste se colocaba a censo, que era una práctica de una operación económica realizada con el capital disponible para obtener ganancias o rentas de él, colocado al 5% anual sobre un préstamo de carácter hipotecario.

Con los réditos obtenidos en dicha capellanía, el cura propietario de la iglesia de Pueblo Llano y los que de allí en adelante le sucedieran en el cargo estaban en la obligación de celebrar en el mes de diciembre de cada año una misa cantada, solemne, a la santísima virgen de Chiquinquirá y colocarle en el altar doce velas de cera. Además, debía celebrar una misa rezada, durante el mismo mes, por la salvación del alma del cacique. Para 1726 ya don Antonio era difunto3.

El 02 de marzo de 1743 el bachiller don Mateo de la Parra y Castaño, cura doctrinero de Pueblo Llano y Santo Domingo, vende el molino de La Capellanía a José Ignacio Jerez y Ariza por la cantidad de cuatrocientos pesos, “...con la cuadra de tierra en contorno, con la casa que lo cubre y que es cercada de tapia y bahareque y cubierta de paja...”4. El molino más el resto descrito suman la cantidad de quinientos pesos, que el comprador lo reconoce a censo, es decir, no le da el dinero en efectivo, sino que lo recibe fiado obligándose a pagar intereses anuales sobre el capital mencionado y nombra como sus fiadores al capitán don Manuel de Aguilar, corregidor de naturales del partido de Mucuchíes y a José de Santiago, vecino del valle de Las Piedras.

La erección institucional de la capellanía se realizaba sobre una base jurídica representada por el testamento y la normativa al respecto contenida en él y a través de un instrumento jurídico de fundación denominado Colación. En dicho escrito notariado se anotaban cada uno de los mandatos del testador, tal como se aprecia en el siguiente documento:

El 30 de agosto de 1743 el Dr. don Miguel Rendón Sarmiento, consultor del

Santo Oficio, Examinador sinodal del arzobispado, Comisario de la Santa Cruzada,

Vicario Juez Eclesiástico de la ciudad de Mérida, Visitador General Eclesiástico de este arzobispado, procede a hacer el acto de colación, beneficio eclesiástico, de la capellanía dejada por el cacique don Antonio de Jáuregui: “...por presentada con la fundación y de m. (sic) instrumentos pertenecientes a la capellanía que mandó fundar Don Antonio de Jáuregui de cantidad de doscientos pesos que cupieron y se adjudicaron al quinto según la hijuela que consta en dichos autos en las tierras del hato, casas, corrales y diez y siete reses vacunas: y porque no constan otros instrumentos de enajenación de dichos bienes debiendo pertenecer al cura propietario de Pueblo Llano el goce como parece (se desprende) de su fundación, con la obligación de que éste diga dos misas, la una cantada con doce velas de cera el día de Nuestra Señora de Chiquinquirá y la otra rezada en el mes de diciembre en la iglesia de aquel pueblo. Hace (da) por visitada la dicha capellanía y el Dr. Don Tomás Vergara reciba los bienes enumerados, los que tendrá cuidados y reparados, y se aprueban las fincas por ser notoriamente valoradas a cuya obligación otorgaré escritura en forma, ante (ilegible) Juez Laico conforme a derecho y se le notifique comparezca a tomar la colación de dicha capellanía y al que de estas diligencias podrá dicho cura recibo de dichos bienes a su entera satisfacción, cuyas exactas diligencias se le mandan en cumplimiento de su obligación so pena de interés de cualesquiera pérdida por su omisión...”5.

Una vez que el cura Tomás de Vergara se hace cargo de los bienes de la capellanía, mediante escritura de imposición de censo y tributo redimible al quitar, se constituye en principal deudor y nombra como fiadora a Antonia de Calderón, ambos se declaran como inquilinos censuatarios de la dicha capellanía y su capellán que en adelante fuere de diez pesos de plata cada año. Entre las cláusulas fijadas están las siguientes: “...primera, que no hemos de poder imponer sobre dichas tierras otro censo, ni venderlas, dividirlas, ni partirlas, sea entre nuestros mismos herederos, sin haber redimido primer este dicho principal. La segunda: que hemos de tener dichas hipotecas bien caídas (sic) para que siempre vayan en aumento y no vengan en disminución y que de ella se pueda haber y cobrar este principal y réditos. Otro sí: que cada vez y cuando diéremos y paguemos los dichos doscientos pesos consignándolos en el juzgado eclesiástico para lo que se impongan y sacando razón de la consignación que se nos ha de cancelar esta escritura y ha de quedar dichas tierras e hipotecas libres y nosotros con el derecho de propiedad en ellas y al cumplimiento y pago de los referidos nos obligamos con nuestros bienes y ventas habidos y por haber y damos poder a las justicias de nuestro fuero...en cuyo testimonio así lo otorgamos y firmamos en esta ciudad de Mérida, en dos días del mes de febrero de mil setecientos cuarenta y cuatro años, por ante mí el señor capitán Don Lucas de Uzcátegui y Rivas...”6.

Tal como lo expone la profesora Erminia Troconis de Veracoechea: “...en el caso del censo redimible, si el censuatario lograba reunir la suma que había solicitado en préstamo, la cancelaba al prestatario, que en el caso de las obras pías era casi siempre una comunidad religiosa. Si ésta consideraba correcto tanto el pago del principal o capital, como el de los corridos o intereses, daba por satisfecha la cancelación, pidiendo entonces devolver al interesado la hipoteca de los bienes suyos y de los fiadores, que se había efectuado previamente a la negociación con el fin de garantizar la conservación del legado...” 7.

Por otra parte, “...en los censos no redimibles o perpetuos, la persona ofrecía pagar una cantidad fija anual, por tiempo vitalicio, correspondiente al interés del 5% anual de cierta cantidad, cuyo capital no entregaba para la obra, sino sus intereses, quedando hipotecada la propiedad objeto del censo. Estos censos perpetuos pasaban de una generación a otra y no podían ser redimibles por los herederos, salvo en casos excepcionales...”8.

La erección de la capellanía, gracias a la generosidad del cacique don Antonio de Jáuregui, influyó sobremanera para que el pueblo de la Santísima Trinidad de Pueblo Llano se consolidara definitivamente, ya que los sacerdotes encargados de la parroquia podían disponer de los réditos que aquella genera para cubrir sus necesidades.

Muchas cosas han sucedido en torno a lo que hoy es el caserío La Capellanía, pero será en otra oportunidad cuando volveremos a abordar el tema. Sería interesante que la comunidad que hoy habita este importante lugar no dejara pasar por alto tan importantes efemérides y se pudiesen concretar algunos proyectos como la construcción de una amplia capilla en honor de la Virgen de Chiquinquirá (ya el terreno fue donado), abogada protectora del cacique y de tantos devotos de ella durante siglos.

 

Rafael Ramón Santiago.

Cronista Oficial del municipio Pueblo Llano.

Notas:

 

(1)   Archivo General del Estado Mérida. Documentos para el estudio de la Capellanía de Pueblo Llano. Expediente Civil s/n. p. 20.

(2)    Ídem.

(3)    Archivo General del Estado Mérida. Documentos para el estudio de la Capellanía de Pueblo Llano. Op. cit. pp. 1-6.

(4)    Archivo General del Estado Mérida. Protocolos. Tomo L (1740-1743). f. 297.

(5)    Archivo General del Estado Mérida. Protocolos. Tomo LI (1744-1746). Colación de la Capellanía de Pueblo Llano. f. 37.

(6)    Ibidem. f. 38.

(7)    Erminia TROCONIS DE VERACOECHEA: Las Obras Pías de la Iglesia Colonial Venezolana. p. 7.

(8)    Ibidem. pp. 7, 8.