miércoles, 26 de septiembre de 2018

Patrimonio Construido: Templos y Capillas.


Capilla en honor a la Virgen del Perpetuo Socorro en El Arbolito


El Arbolito es un caserío del Municipio Pueblo Llano que forma parte de la cuenca media del río Las Agujas, ocupando la vertiente derecha. Ha crecido a lo largo de la vía principal y se compone de varios asentamientos nuevos como: Barrio Los González, Los Corrales, Los Indios y Guzmán; contaba para el 2014 con una población de unos 2.500 habitantes, la mayoría de ellos agricultores, que cultivaban un sinnúmero de parcelas donde se produce papa, zanahoria y otros rubros hortícolas.
Algunas familias que vivieron en El Arbolito a finales del siglo XIX y comienzos del XX fueron: José Asunción Santiago, su esposa María Antonia Arismendi y varios de sus hijos, entre ellos María Guillermina y Antonio Santiago Arismendi, en 1877; Marcelino Santiago y su esposa María Teresa Santiago, varios hijos, entre ellos Rómulo de Jesús Santiago, en 1901; Miguel Santiago y María Concepción Osuna en 1906; Juan de la Trinidad Santiago y Natividad Becerra en 1913 y José del Rosario Santiago, en 1920. Todas estas familias dedicadas a las labores agrícolas y a la cría de ganado vacuno a menor escala.
El 10 de mayo de 1929 el obispo de Mérida Monseñor Acacio Chacón Guerra autoriza al Párroco de Pueblo Llano Pbro. Heliodoro Núñez para que “los vecinos de El Arbolito, en el caserío Las Agujas, construyan una capilla”.
El 15 de noviembre de 1970 se realizó una Misión en el lugar por parte de los Padres Capuchinos, una gran cruz de concreto recuerda aquel acontecimiento.
La capilla arriba señalada, en honor a la Virgen del Perpetuo Socorro, fue finalmente inaugurada por el Secretario de la Gobernación del Estado Mérida Sr. Pablo López y el Alcalde de Pueblo Llano Dr. Edgar Villamizar Rondón el 22 de noviembre de 2009.

Rafael Ramón Santiago
Cronista Oficial del Municipio Pueblo Llano

martes, 18 de septiembre de 2018

Patrimonio Culinario


CHICHA DE MAÍZ Y TRIGO




La chicha es una bebida de origen prehispánico, muy utilizada por nuestros indígenas, particularmente para tomarla durante festividades especiales como una actividad religiosa, de duelo o durante un trabajo comunitario. La chicha preferida por nuestros indígenas locales era la elaborada con la variedad de maíz negro, sin embargo, en esta oportunidad traemos una elaboración a base de maíz y trigo, receta recogida por estudiantes del Liceo Mariano Picón Salas.
             

Ingredientes:

  • 1 panela
  • 1 sobre de canela en polvo
  • 1 sobre de clavitos de olor
  • 2 sobres de guayabita
  • ½ kg. de harina de maíz
  • ½ kg de harina de trigo
  • ½ piña.

Preparación:

Colocamos dos litros de agua con la panela y agregamos la canela, clavos y guayabita, la colocamos en el fuego y esperamos que la mezcla comience a hervir. En otro recipiente colocamos dos litros de agua fría, la harina de maíz y la harina de trigo; batimos con una cuchara de madera hasta que dé una mezcla espesa. Posteriormente, agregamos esta mezcla al agua hirviendo, batiendo y cocinando a fuego lento, aproximadamente por una hora. Al terminar de cocinar se deja reposar la mezcla de un día para otro. Posteriormente licuamos la mezcla con la piña y se deja fermentar por dos o tres días.
La mejor manera de conservar la chicha es en una vasija de barro y mientras dura el proceso de fermentación no se puede manipular la mezcla para obtener mejores resultados.

Tomado de “Gastronomía del Municipio Pueblo Llano”
Trabajo elaborado por estudiantes del Liceo Bolivariano Mariano Picón Salas de Pueblo Llano:
Eduar A.  Carvajal V.
Wilson A. Carvajal Q.
Luis D. Santiago P.
Junio  2018.

viernes, 14 de septiembre de 2018

Personajes de Pueblo Llano


José de la Trinidad y Rosalino Paredes Rondón


De la docena de hijos que hubo en el matrimonio entre José de la Trinidad Paredes Santiago y María del Carmen Rondón, José de la Trinidad, mejor conocido como Trinito y Rosalino fueron los que le dieron continuidad al ímpetu político y guerrero de su padre. Siempre, al igual que él, se arroparon bajo el partido de los godos o ponchos y fueron fieles conmilitones de los Araujo de Trujillo.
José de la Trinidad fue bautizado el 27 de marzo de 1875 en la iglesia Santísima de Trinidad de Pueblo Llano y Rosalino el 15 de septiembre de 1876. Eran casi de una misma edad y fueron creciendo en el ambiente que les tocó vivir, entre peonadas, convites e incursiones militares de un partido u otro, que dejaban todo arrasado y desolado cuando entraban a estos pueblos.
Se formaron como agricultores y guerreros bajo la sombra de su padre y su lema era mandar y no ser mandados. Ya eran hombres maduros, casi frisando los cuarenta, cuando les tocó vivir en carne propia la última arremetida del gobierno de Gómez contra el viejo caudillismo, que sentenció su desaparición definitiva.
La astucia del general de la Mulera no se hizo esperar para intervenir entre las familias que venían gobernando al estado Trujillo desde el siglo XIX, Araujo y Baptista, que eran hijos de un mismo padre y de madres diferentes, pero hermanas entre sí, se disputaban palmo a palmo el mando y las posesiones en ese estado andino. Las intenciones del dictador era alentar las rivalidades y enemistades entre estas familias poniendo en práctica la máxima: divide y vencerás. Para tal efecto utiliza al abogado Victoriano Márquez Bustillos quien desde Caracas azuza la división.


Rosalino Paredes Rondón

A principios de 1913 se dan los primeros frutos de aquella conducta maquiavélica: el General Juan Bautista Araujo se levanta en armas en la población de Jajó contra el gobierno del General Víctor Manuel Baptista. Del lado del presidente del estado se coloca el general Federico Araujo y otros jefes del mismo apellido. El general Federico Araujo vivía en el pueblo de La Quebrada, estado Trujillo y su hermano el general Juan Araujo en Jajó, del mismo estado, ambos procedieron a organizarse militarmente en los municipios Jajó, La Mesa y La Puerta, allegando elementos de dentro y fuera del estado Trujillo e invitando amigos de los otros distritos a concurrir a la rebelión …allí estaba con él el conocido Ercilio Rivas, Sandalio Rus, los Burelli, los Miliani que asesinaron a Abraham Araujo, Trino Paredes de Pueblo Llano, Florencio Espinoza prófugo de los tribunales de Mérida y demás individuos de esa calaña.... refiere Roberto Vetencourt en su libro Tiempo de Caudillos, que como podemos leer no comulgaba con los Araujo.
Mientras tanto, el General Gómez envía por la ruta Maracaibo-Motatán un ejército al mando del tachirense General José María García, con el objeto de pacificar el Estado. Para dar bienvenida al jefe expedicionario, acuden a la Estación de Motatán el General Víctor Manuel Baptista y sus principales oficiales. Empieza a languidecer el caudillismo trujillano. El General, como comandante de Armas, procede a cumplir instrucciones del Presidente Gómez, desarmando la tropa que comandaba el general Víctor Manuel Baptista y sus oficiales. Cumplida esta primera etapa, inicia contactos, mediante emisarios con el general Juan Bautista Araujo y logra que éste descienda de los páramos hasta Valera y entregue las armas de que dispone. Continúa por breve tiempo al frente de la presidencia del Estado el general Baptista y el general Juan Araujo se retira a sus posesiones; pero el coronel Trino Paredes y su hermano Rosalino, no descansan de sus guerritas como veremos enseguida.


José de la Trunidad Paredes Rondón

En Mérida era Presidente Provisional del estado el General Amador Uzcátegui y le tocó hacerle frente a la rebelión del General Golfredo Massini. Era éste un veterano soldado de la Restauración y próspero hombre de negocios, muy apreciado en la ciudad. Nacido en la isla de Elba (Italia) en 1878, llegó a Escagüey de tres años de edad. Todavía joven, participó en acciones guerreras (como las de La Victoria y Ciudad Bolívar) y sirvió a Castro y luego a Gómez en diversos destinos. Pero estuvo en desacuerdo con las intensiones continuistas de éste, en 1913 regresó a Mérida. El 12 de marzo de 1914 se levantó contra Gómez. Se internó en los páramos merideños para burlar la persecución permanente del gobierno estadal. El 12 de junio de ese mismo año el Presidente del Estado Mérida Amador Uzcátegui informa a Gómez que los Burelli y los Paredes de Pueblo Llano habían tratado de unirse a Massini. En su persecución envió al General Olegario Salas, quien se estacionó en Timotes con tropas gubernamentales. Llegó a Pueblo Llano un ejército de unos 300 hombres en búsqueda de los correligionarios de los Paredes ahora alzados en armas contra Gómez.
Venían por el camino de Timotes, unos a pie y otros a caballo, desde lejos se veían brillar sus armas cuando bajaban por el camino del Agua Regada, era una fila interminable. Al llegaron al pueblo comenzaron a saquear casa por casa, el terror y el miedo se apoderó de la gente, los soldados amenazaron con quemarlo todo en caso de que la gente no delatara el sitio donde se encontraba los alzados. Entraron a la casa de los Paredes (donde posteriormente tuvo su taller de talabartería el señor Jesús María Matheus) allí ellos tenían una pulpería, les sacaron todos los enseres para la calle, los barriles de chicha y los de miche que utilizaban para la venta y para darle a sus peones-soldados, los derramaron en la mitad de la calle, el aguardiente y la chica bajaban espumosos, como una quebrada de aguas espirituosas.
Después de amenazar y golpear a mujeres y niños, alguien confesó que Blas Meza sabía el escondite de los alzados y lo tomaron como rehén. Bajaron por el camino de Santa Filomena, para luego comenzar a escalar el empinado cerro de Los Granates, el camino estaba tupido de árboles gigantes, había trechos donde tenían que andar a gatas. Mientras los soldados subían a duras penas por aquel camino intrincado, Blas Meza logró adelantarse unos cuantos metros para hacerles una seña a los fugitivos, éstos que se encontraban en la cumbre del cerro, inmediatamente levantaron el campamento y siguieron huyendo monte adentro, pero dejaron apostado a Nicanor Paredes para que les cubriera la retirada. Comenzó el tiroteo de trescientos contra uno, al poco rato los soldaos se dieron cuenta que solo era uno el que disparaba, rodearon el árbol desde donde se encontraba atrincherado y lo mataron por la espalda. Mientras tanto, los demás lograron huir. Además de Trino y Rosalino Paredes estaban Anastacio Rondón, Juan Rondón (Cenizo),… en total era un poco más de una docena de hombres. La búsqueda fue infructuosa aquel manojo de alzados se los había tragado la selva, para descargar la rabia por el fracaso bajaron arrastrando el cuerpo inerte de Nicanor.
El ejército regresó al pueblo e intensificó los saqueos, apresó a todo el que pudo, especialmente a aquellos que tuvieron algún parentesco con la familia Paredes. Después de varios desmanes tuvieron que irse sin cumplir con su cometido.
El pueblo entero fue decretado enemigo de Gómez, en cualquier momento podía regresar el ejército a continuar con sus atropellos. Mientras tanto los Paredes, con su pequeño ejército lograron internarse monte adentro por algunos días, cuando presintieron que había cesado un poco la persecución entraron clandestinamente a la población de Altamira, en el estado Barinas. Llegaron a la casa de Antonio Nicolás Briceño, quien los acogió con gran cariño y los mantuvo ocultos por un gran tiempo. Se creó una cadena de información entre los que habían podido huir y los que estaban ocultos en el pueblo. Se dio la orden para que enterraran más de 1.000 máuseres en la montaña de Masirey para cuando se volviera a presentar la oportunidad de pelear.
Uno de los hermanos Paredes tuvo un pequeño disgusto con una de las mujeres que le preparaba los alimentos en el refugio de Altamira y ésta los delató. De Barinas subió una tropa para apresarlos, los soldados del ejército llanero sabían lo temibles que eran los soldados del “León de la Cordillera”, venían temerosos de que se les presentaran combate, pero los Paredes, luego de reflexionar por algunos momentos decidieron entregarse.
El 30 de julio de 1916, el Presidente del estado Mérida, Amador Uzcátegui G., escribe al General Juan Vicente Gómez sobre los alzados de Pueblo Llano: …Conforme a las órdenes de usted, he dejado aquí (en la Cárcel Pública de Mérida) preso a Trino Paredes y a los otros individuos de Pueblo Llano a quienes detuve para descubrir el paradero de las armas de paredes. Yo creo, General, que Paredes ha obrado de mala fe para malponer a los otros, especialmente a Crescencio Valero, que es amigo nuestro y ha venido sirviendo bien al Gobierno y persiguió activamente a Paredes, por ser éste enemigo. Este individuo como le dije a usted, es un elemento pernicioso y muy avezado a la maldad. Ahora, precisamente, se ocupa la Autoridad Judicial en el esclarecimiento de un asesinato cometido en días pasados en Pueblo Llano, y en el cual, según me han informado, está complicado Paredes. Si resultare probado así, lo pondré a disposición de los Tribunales de Justicia
 Como vemos, el destino de aquellos hombres no fue otro que la cárcel y la tortura, unos fueron llevados al cuartel San Carlos y otros el castillo de Puerto Cabello. Las cárceles se llenaron de presos, algunos dejaron sus vidas en las húmedas mazmorras carcelerías, otros con sus grillos a cuestas fueron llevados a construir caminos. Allí permanecieron 10 años, hasta que el Ministro Francisco Baptista Galindo obtuvo la amnistía de los presos políticos en 1925.
Con la derrota de los Paredes, la huída de los Burelli y la caída de Massini terminó la última insurrección armada en territorio merideño. Al morir el General Gómez en 1935, se introduce una demanda contra sus bienes por todos aquellos que sufrieron persecuciones o torturas durante su mandato. En 1939, dos de las hermanas de Trinito, María Eladia y Rafaela Olimpia Paredes Rondón, reciben del gobierno de López Contreras la suma de 397, 62 bolívares que les correspondía por herencia de su hermano fallecido, una vez ganada la demanda.

Rafael Ramón Santiago
Cronista Oficial del Municipio Pueblo Llano