sábado, 15 de noviembre de 2025

PRESBITERO PABLO ENRIQUE COLMENARES ORTIZ


PREBÍTERO PABLO ENRIQUE COLMENARES ORTIZ

 

            El 30 de diciembre de 1912, el obispo de Mérida Antonio Ramón Silva realiza su quinta visita pastoral a la parroquia Santísima Trinidad de Pueblo Llano, siendo una de la más polémicas de que se tenga información, como veremos a continuación.

            Terminada la vista a la parroquia San Jerónimo del pueblo de Santo Domingo, el obispo con sus acompañantes se dirige a Pueblo Llano para comenzar su actividad a las tres de la tarde de aquel mismo domingo 30 de diciembre, con la novedad de que asistieron muy pocos fieles al templo, circunstancia que empezó a preocupar al prelado.

El día siguiente, 31 de diciembre, celebró una misa, a la siete de la mañana, pero notó con sentimiento que no se acercó ninguna persona a comulgar y que apenas había en el templo unas quince mujeres y los hombres de La Marcha (agrupación folclórica que posteriormente fue designada con el nombre de Locaina del Niño Jesús). Por la tarde, el prelado administró el sacramento de la Confirmación y practicó el ejercicio en el cual predicó su secretario, en cuyo acto hubo un poco más de concurrencia. El miércoles primero de enero de 1913, el señor obispo celebró, confirmó y se dispuso a salir para la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Las Piedras, a las doce del día. Observó el templo en muy mal estado, y con motivo de la reconstrucción de éste, ordenada desde hacía algún tiempo, ocurrió un incidente que se refiere a continuación:

“Existe en esta parroquia un gran lote de terreno llamados la capellanía, cuyo arrendamiento ha sido aplicado desde tiempo inmemorial para completar la congrua sustentación del cura. Hace más de tres años su Señoría dispuso que la tercera parte de dichos arrendamientos la dedicara el cura a las necesidades más urgentes del templo, pero administrando siempre el cura la capellanía. A mediados del año pasado de 1912 se formó una junta a excitación del jefe civil y sin conocimiento del prelado y esta junta de mano poderosa se ha hecho cargo de administrar la capellanía para invertir el producto de los arrendamientos en la reconstrucción del templo, sin que el cura perciba nada de ello. El obispo, al terminar el acto de apertura de la actual visita, convocó al jefe civil y a los miembros de la junta para manifestarle lo irregular de tal proceder y exigirles que se detuvieran en ese camino y se contentaran con la tercera parte que había dispuesto se cumpliera en dicha construcción, dándole de plazo para que conferenciaran hasta la tarde del siguiente día. El día 31 por la tarde el señor obispo recibió una respuesta del presidente de la junta en la que manifiesta que ésta se niega a atender al reclamo del prelado-.

En vista de esta negativa que es un atentado contra su autoridad y contra los derechos del cura, su Señoría dicta el siguiente:

EDICTO

Diócesis de Mérida.

Santa Pastoral Visita.

En la parroquia de la Santísima Trinidad de Pueblo Llano, a primero de enero de mil novecientos trece, el Ilustrísimo Señor obispo Diocesano Doctor Ramón Silva, dijo, Atendiendo -Primero: a que esta parroquia de Pueblo Llano no ofrece al cura la congrua sustentación, como se ve por la minuta que se pone al pie de este Edicto, de la cual aparece que en los seis últimos meses solo ha producido ciento cincuenta y seis pesos, es decir, veinte y seis pesos por mes-

Segundo: a que los réditos de la posesión llamada La Capellanía que se empleaban en completar lo suficiente para el sustentamiento del cura han sido destinados en su totalidad, contra nuestra voluntad expresa, a la reedificación del templo, por una junta que ha sido formada en el pueblo-. Disponemos: que el sacerdote encargado de esta parroquia y las de Las Piedras y Santo Domingo, resida en la de Las Piedras y solo venga a Pueblo Llano el primer domingo de cada mes y cuando fuera llamado para prestar los auxilios espirituales de algunos enfermos. - Esta disposición permanecerá en todo su vigor mientras no sea derogada, hasta que el señor cura sea puesto de nuevo en posesión y goce de la capellanía.

Así lo dice manda y firma el Ilustrísimo Señor obispo, por ante mí el secretario de Visita. Fecha ut supra.

Antonio Ramón Silva

Obispo de Mérida.

Ante mi Pbro. Escolástico Duque”1.

(Firmas y rúbricas).

Con la firme decisión tomada por el señor obispo, la parroquia Santísima Trinidad de Pueblo Llano se quedó sin su pastor espiritual por espacio de ocho meses, causando gran consternación en la mayoría de la comunidad, hasta que tuvo que venir desde Timotes el sacerdote Buenaventura Vivas en calidad de suplente, por un año, mientras se resolvía el problema presentado.

El 29 de mayo de 1915 asume el cargo de cura párroco el presbítero Pablo Enrique Colmenares Ortiz2 quien permaneció en el cargo durante siete años, hasta su muerte ocurrida en el pueblo de La Mesa de Esnujaque, estado Trujillo, el 03 de mayo de 1922.

El sacerdote Colmenares Ortiz nació en Palmira, estado Táchira, el 15 de julio de 1877, era hijo de Juan Pablo Colmenares y Josefana Ortiz3. Hizo sus estudios en el Seminario de Mérida y fue ordenado Presbítero el 24 de septiembre de 1910. Fue Teniente-Cura de Táriba y después sirvió los curatos de La Mesa de Mérida, Barinitas y en Las Piedras, Santo Domingo y Pueblo Llano, sus últimas parroquias4.

Sin lugar a dudas, el obispo Silva vio en el prelado Pablo Enrique un hombre de acción, firme en sus convicciones y con herramientas suficientes para resolver conflictos en la comunidad como el que se había originado en los años recientes. De ahí que, sus primeras acciones fueron las de reparar el templo y construir una casa cural que no había.

Le correspondió al obispo Antonio Ramón Silva hacer su sexta visita a la parroquia Santísima Trinidad de Pueblo Llano, los días 1 y 2 de enero de 1916. A diferencia de la estadía anterior, se encontró con una grata sorpresa que la dejó por escrita en uno de los libros parroquiales:

“...Al visitar la iglesia recién construida y casi terminada, su Señoría se mostró satisfecho de estos trabajos y excitó al venerable señor cura y a los fieles a darle feliz término; lo mismo que a la casa cural, cuyos trabajos están adelantados. En la visita de los tres libros parroquiales encontró muchas irregularidades debido esto principalmente a la falta de residencia de un sacerdote en esta parroquia desde la última visita hasta que se encargó el actual cura Pbro. Enrique Colmenares...”5.

En el Boletín Arquidiocesano que publicaba la diócesis de Mérida, correspondiente al 1 de mayo de 1921, aparece la siguiente nota con respecto a la culminación de la Casa Cural:

CRONICAS Y VARIEDADES. Casa cural en Pueblo Llano. – Venciendo inconvenientes y dificultades, el Vble. Sr. Cura de Pueblo Llano, Pbro. Enrique Colmenares, ha construido la Casa cural grande, espaciosa y cómoda en la cual vive yá há días, con la protección de la Santísima Trinidad Patrona (sic) de la Parroquia y la de la Santísima Virgen. Ha gastado de su propio peculio la suma de seis mil bolívares, y mil doscientos con que ayudó el pueblo.

Nuestras felicitaciones al cumplimiento y progresista Sr. Cura6.

 

Aparte de la construcción de la Casa Cural y la refacción del templo, el sacerdote promovió las siguientes obras “...Se colocó una nueva cruz en el sitio “La Cruz Verde”. Se plantó una cruz grande en el sitio llamado Morro de San Miguel. Se adquirió el terreno al frente de la capilla, filial a la Trinidad, se puso alambrado y se bendijo... Se plantó la primera piedra en El Arbolito, aldea de Las Agujas...para levantarle una capilla a la virgen del Socorro...”7.  

  El padre Colmenares, al sentir que su salud se deterioraba aceleradamente, y en vista de que en el pueblo no había médico, pidió que lo llevaran hasta el pueblo de La Mesa de Esnujaque, donde residía un facultativo muy afamado de apellido Rocha. Los integrantes de La Marcha o Locaina del Niño Jesús y otros vecinos lo llevaron en andas, a través del páramo, hasta aquel lugar. En el trayecto, el sacerdote presagiando que tenía la muerte cerca pidió a las personas que lo trasladaban que, si moría en la Mesa de Esnujaque, después de transcurrido algún tiempo, llevaran sus restos hasta Pueblo Llano y los sepultaran en la iglesia.

En efecto, el Pbro. Pablo Enrique Colmenares Ortiz falleció en La Mesa de Esnujaque, la mañana del 03 de mayo de 19228, hecho que produjo enorme pesar en las parroquias donde ejerció su apostolado.

En 1929, la feligresía de la parroquia Santísima Trinidad de Pueblo Llano sugiere al sacerdote de entonces, Heliodoro Núñez, el deseo de trasladar desde La Mesa de Esnujaque hasta Pueblo Llano los restos del Presbítero Enrique Colmenares, tal como había sido su última voluntad.

En el libro de Gobierno de la parroquia, el Pbro. Heliodoro Núñez escribió para la posteridad tal acontecimiento:

En el vivo deseo de poseer como reliquias sagradas los restos del Pbro. Br. Enrique Colmenares, cura de almas que fue por siete años de esta parroquia y de Las Piedras y Santo Domingo, y fallecido el 3 de mayo de 1922, unánimemente pidieron los fieles al actual cura encargado Pbro. Heliodoro Núñez, la traslación de los venerables restos a este templo parroquial. Interpretando el Pbro. Núñez que la fervorosa súplica brotaba espontánea y plena de afecto del corazón agradecido de tres pueblos por las singulares virtudes y evangélica labor de aquel inolvidable sacerdote, quiso realizar la traslación nombrando al efecto una junta para la más pronta consecución del propósito: Rosendo Pérez, Presidente, Saturnino Ortiz, Vice-Presidente; Tesorero, Rafael Hernández; Secretario, Eleuterio Molina; y vocales Pedro Aquilino Santiago y José Lisandro Paredes. En unión del secretario se trasladó el párroco a la población de La Mesa de Esnujaque, logrando vencer algunas dificultades, a pesar de cumplirse los requisitos requeridos por Ley para la exhumación de los restos, la cual se obtuvo al fin, llevándose en urna ad hoc y en fúnebre procesión que presidió de pluvial negro y con cruz y ciriales, el Pbro. Nuñez, del cementerio al templo de La Mesa, donde se cantó un responso y dijo palabra doliente de gratitud en nombre de esta parroquia a los numerosos fieles de La Mesa que hicieron acto de presencia. A las tres de la tarde del mismo día de julio de 1929 fueron conducidos a esta parroquia por algunos feligreses y recibidos por gran número de personas de a caballo que salieron hasta cerca del páramo al encuentro. Desde el medio día del 6 de julio estuvieron los venerables restos en capilla ardiente en la iglesia filial de la Santísima Trinidad, a la entrada de la población, debidamente enlutada. El día siete de julio a las ocho y media de la mañana fueron conducidos los restos por numerosos fieles, presididos por el Párroco, Sociedades religiosas y Escuelas, pasando bajo arcadas de palmas y de flores y con banderas blancas, enlutadas las moradas, recibiendo salutaciones de tristes remembranzas en las esquinas del trayecto, en las cuales se cantaron también posas o responsorios. Al llegar al templo, entre el doblar de las campanas y con una marcha fúnebre se procedió a la inhumación de los restos en la parte central del presbiterio, a cuyo efecto el Excmo. Sr. Arzobispo Dr. Acacio Chacón había dado espontáneamente la licencia necesaria. Luego de cerrado el sepulcro y colocada la piedra, se cantaron vigilias y Misas de Réquiem Solemne con comunión general. El párroco hizo breve presentación sagrada, terminado con frases de agradecimiento en nombre de la Iglesia y del Prelado a la Junta y al feligresado, que conmovido cumplió el religioso deber, como si guardase en su propio corazón las venerables cenizas de un párroco que fue piadoso, abnegado y ejemplar. Las parroquias de Las Piedras y Santo Domingo celebraron cada uno de los dos días siguientes un solemne funeral por la perpetua paz del inolvidable Padre Colmenares. R. P.

Heliodoro Núñez (firma y rúbrica)9.

 

            Debido a la remodelación completa del templo, consagrado nuevamente en 1997, hoy Santuario Diocesano, el sacerdote Luis Enrique Bejarano decidió trasladar los restos de todos los sacerdotes que allí estaban sepultados a una capilla ad hoc al lado izquierdo del altar mayor, para que finalmente descansen en paz y brille para ellos la Luz Perpetua en el reino de los cielos.

Rafael Ramón Santiago

Cronista oficial del municipio Pueblo Llano

(15/11/25)

Agradezco al colega Rafael Pulido Blanco, cronista oficial del municipio Justo Briceño, estado Mérida, por su valiosa contribución documental para la elaboración del presente trabajo.

Notas:

(1)  Archivo de la Parroquia Santísima Trinidad de Pueblo Llano. Libro Tercero de Gobierno Años (1881-1962). ff. 312-316.

(2)  Archivo Arquidiocesano de Mérida. Catálogo de los Libros de la Parroquia Santísima Trinidad de Pueblo Llano pp. 168, 169. Véase también: Curatos, 1909. Pueblo Llano. Nómina de sacerdotes que han desempeñado este curato desde enero 1774. Información del Pbro. Francisco Higuera.  ff. 3 y 4.

(3)  Fuente: San Agatón, Palmira, Guásimos, Táchira, Venezuela registros," imágenes, FamilySearch(https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9R5L-S7P6? view=index : 4 ago 2025), Imagen 1289 de 3117; Archivo de la diócesis de San Cristóbal, Archivo diocesano de ciudad Victoria.

(4)  Boletín Diocesano. Periódico Mensual. (Octavo volumen). Año XXV. N° 15. Mérida, 1 de junio de 1922. p. 124.

(5)  Archivo de la Parroquia Santísima Trinidad de Pueblo Llano. Libro Tercero de Gobierno Años (1881-1962). f. 318.

(6)  Boletín Diocesano. Periódico Mensual. (Octavo volumen). Año XXIV. N° 4. Mérida, 1 de mayo de 1921.

(7)  Archivo de la Parroquia Santísima Trinidad de Pueblo Llano. Libro Tercero de Gobierno. Años (1881-1962). ff. 318-333.

(8)  Boletín Diocesano. Periódico Mensual. (Octavo volumen). Año XXV. N° 15. Mérida, 1 de junio de 1922. p. 123.

(9)  Archivo de la Parroquia Santísima Trinidad de Pueblo Llano. Libro Tercero de Gobierno. Años (1881-1962). ff. 340-341.

 





 

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