EL PESEBRE Y LA PARADURA DE NIÑO
La
religiosidad del venezolano y del andino en particular se manifiesta de muchas
formas y maneras, pues es el resultado de un largo proceso de adoctrinamiento
impuesto por España a través de siglos donde diferentes congregaciones
religiosas se encargaron de imponer el
catolicismo a nuestros indígenas utilizando para ello diversas prácticas
devocionales que se realizaban en la madre patria y que los naturales de
América fueron asimilando a su manera, cambiando algo, agregando elementos de
sus creencias y omitiendo otros, resultando la fusión de dos culturas
completamente diferentes o el sincretismo religioso que hoy conocemos.
También
podíamos agregar que el pesebre y la
paradura del Niño Jesús son dos tradiciones hispanas muy arraigadas en el país
desde tiempos muy remotos, particularmente en los pueblos andinos. En Pueblo
Llano, desde los primeros días del mes de diciembre se van preparando los
materiales para construir el pesebre o belén, para ello se acopian piedras,
troncos, musgo y papel o tela pintada de diferentes colores que una vez
dispuesto sobre el armazón simulan cerros, mesetas, lagunas y cañadas de nuestra
geografía que no tiene nada que ver con la lejana y árida tierra de Israel
donde vino al mundo el Mesías.
El musgo, las albricias y el laurel eran
elementos que otrora formaban parte del pesebre nuestro, dándole un aroma
campestre, cercana, muy criolla, pero, lamentablemente el proceso de
deforestación acabó prácticamente con estos arbustos y el musgo.
Por otro lado, las ovejas, pastores, patos,
gallinas, caballos, vacas, casitas, San José, la Virgen, la mula, el buey y
los reyes magos, son imágenes que
siempre están presentes en los pesebres andinos, además no hay una construcción
igual, en cada hogar se esmeran por darle su toque particular a la obra, que
obviamente también varía o es ligeramente modificada con el transcurso de los
años.
La
parada o paradura del Niño Jesús es la actividad principal que se realiza en
torno al pesebre, tal festividad se suele
realizar entre el 25 de diciembre y el dos de febrero, día de la Virgen
de la Candelaria. Para ello se invita con anterioridad a los vecinos,
familiares y músicos que van tomando asiento en la sala donde se ha levantado
pesebre. Se rezan los misterios gozosos del rosario, luego se coloca la imagen
del Niño en un paño con tirantes para pasearlo por los alrededores de la casa,
cada persona que toma un tirante representa un padrino que además lleva una
vela encendida en una mano. Una pareja de amigos cercanos también llevan las
imágenes de San José y la Virgen con velas de colores y tamaños diferentes de
las demás.
El paseo es precedido por el encargado de quemar
los morteros o voladores, luego siguen los músicos, los padrinos con San José y
la Virgen, los padrinos que llevan el paño con el Niño y finaliza con el resto
de la concurrencia. Culminado el paseo, se coloca al Niño en una mesa, los
asistentes se arrodillan para besarlo y colocar una moneda en un plato a manera
de contribución y finalmente colocan la imagen en el pesebre completamente de
pie.
Termina la parada o paradura con un brindis que
otrora consistía en una mantecada, un pan, un cigarrillo y una copa de vino, la mantecada fue sustituida
posteriormente por una “pasta” o bizcochuelo, y con la crisis de estos tiempos seguramente el brindis se ha
reducido lamentablemente a su mínima
expresión.
Una
modalidad que prácticamente ha desaparecido en nuestro pueblo es la paradura
con Niño robado, evento que era mucho más festivo que una paradura tradicional.
Todo comenzaba cuando un vecino decidía robarse la imagen del pesebre como una
forma de pagarle una promesa al Niño por un favor recibido, una vez sustraída
la imagen dejaba una carta como la siguiente, encontrada por el cronista Rafael
Ramón Santiago en sus investigaciones:
“Pueblo
Llano, 9 de enero de 1949.
Señor
don José Lisandro Paredes y señora doña Eloína de Paredes.-
Ciudad.
Muy apreciables coterráneos:
Tengo a muy especial honra el
comunicar a ustedes. Un caso muy singular y de mística trascendencia en nuestra
militancia cristiana: Hace tres días fue hallado, con indecible placer, en
nuestra humilde estancia, un niño recién nacido, tan bello, hermoso y
brillante, que no tiene comparación entre los “nenes” de su especie!-
Seguramente que este lindo niño sea el hijo de María Inmaculada, nacido en
Belén de Judea, y a quien, por celos de reinado, el pérfido y sanguinario
Herodes, persiguió, con el filicidio intento de darle muerte!; pero, que no
consiguió, porque, el Eterno Padre Dios, le avisó en sueño, a su padre adoptivo
el casto José, que lo trasladase con su Madre, a Egipto, para favorecerle de la
persecución de aquel cruel y sátiro rey.- Éste murió; y tiempo es ya, de que el
Divino Niño regrese, no a Belén sino a la ciudad de Nazaret, para que así sea
cumplida la profecía del Profeta Isaías….-
Quizá
sean Ustedes representantes del Divino Infante que llegó a mi hogar, y cúmpleme
el apresurarme a comunicarles tan
laudable noticia…-
De Ustedes estimado compatriota,…”.
La carta en cuestión no era
firmada por el remitente porque el robo se hacía en secreto, pero, el dueño del
Niño, una vez que leía la carta y estaba de acuerdo con la modalidad de
paradura sugerida y enseguida fijaba
la fecha para su celebración.
Ese
día salían en grupo de la casa a buscar el sitio dónde podría estar el Niño
Jesús, para ello se vestían a varios
niños de pastorcitos y a otros más grandes de San José y la Virgen,
ella iba montada en un pollino halado
por su esposo. Finalmente, se llegaba a la casa del “ladrón” y después de
entonar algunos versos, entraban, tomaban la imagen y emprendían el regreso, no
sin antes maniatar a los esposos que habían cometido el “robo” quienes eran
conducidos durante el trayecto por dos personajes que hacían el papel de
policías.
La
escenificación era muy bonita, similar a representación de una obra teatral a
espacio abierto. Al llegar nuevamente a la casa donde fue robado el Niño, se
nombraba un juez que escuchaba los alegatos de los acusadores y finalmente
dictaba sentencia sobre el “robo” cometido y los acusados eran condenados a
contribuir con los gastos de la paradura.
Rafael Ramón Santiago
Cronista Oficial del Municipio Pueblo Llano
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