LA
TROYA DE MUTUS
El trompo o peonza es tan
antiguo como la humanidad misma. En la ciudad mesopotámica de Ur, a orillas del
río Éufrates, se han encontrado trompos de arcilla que datan de 4.000 años
antes de Cristo. También se han hallado ejemplares romanos y griegos. El trompo
con cuerda llegó a Occidente posteriormente, venido desde Japón o China. A
América entró en las alforjas de los primeros conquistadores.
A pesar de ser un juguete
tan antiguo, el trompo se niega a morir ante el avasallante uso de otros juegos
electrónicos para niños y jóvenes, pues bailar y ver el movimiento de un trompo
tiene un encanto particular, sobre todo cuando se acerca Semana Santa y durante
el periodo religioso mismo, observamos a niños y jóvenes embelesados viendo bailar
sus trompos multicolores. Los hay de diferentes formas, materiales, colores y
tamaños. Aproximadamente hasta los años sesenta del siglo XX, la mayoría de los
trompos eran hechos en Pueblo Llano a mano por expertos artesanos, utilizaban
para ello trozos de árboles resistentes a los golpes como el Sinigüis y el Aranguren. Posteriormente comenzaron a llegar trompos finamente
elaborados en tornos y últimamente vienen fabricados de pasta o plástico.
El hecho de bailar un trompo
es algo que nos divierte, pero requiere indudablemente de un proceso de
aprendizaje, no hablemos de la práctica para tomarlo en la mano o hacer otros
malabarismos con él, como aquella frase popular que expresa: “bailar el trompo
en la uña”.
Un
juego muy popular con el trompo en Pueblo Llano era el de “sacar plata o dinero”.
Consistía en bailar el trompo, tomarlo con la mano y tratar de empujar una
moneda, que yacía en el suelo, durante un trecho de unos tres metros
aproximadamente utilizando solo para ello el clavo del objeto y la cabeza o “rabiza”
cuando el trompo se estaba “apagando”. El jugador que lograba sacar su moneda y
luego la de su contrincante era el ganador.
Otro
juego de trompo muy emocionante es la Troya, la cual comienza cuando se hace un
círculo en el suelo, los jugadores lanzan sus respectivos trompos para que
“pique” o comience a bailar lo más cerca del círculo posible. El que "pique" más
lejos es el perdedor y le corresponde colocar su trompo en el suelo para que
los demás lo empujen hasta el lugar convenido. Cada jugador, por turno, baila
su trompo, lo toma con la mano y le da “churrios” y “totes” para hacerlo
avanzar. Cuando uno de los jugadores no puede bailarlo, lo que se
denomina “enfotarse” o que al bailarlo no pueda hacer contacto con el trompo
castigado, entonces se considera perdedor y debe colocar su trompo en el suelo hasta que a otro jugador le ocurra lo mismo. El
trompo castigado que llegue al destino final convenido,
marcado también con un círculo, paga su fracaso con “quinies”, que son golpes que
le dan los demás jugadores con la punta de sus trompos; cuando el objeto es de
madera queda prácticamente destrozado. El final es trágico, indudablemente.
La Troya más importante que
se realiza en Pueblo Llano desde hace muchos años es la denominada Toya de
Mutús. El Sábado Santo desde muy temprano comienza la Troya en el caserío Mutús
hasta llevarla a los predios de la Plaza Bolívar, participa un numeroso grupo
de personas, la mayoría adultos, que se divierten a lo largo de todo el
recorrido. En los últimos años el premio al ganador ha sido en metálico y
acapara un numeroso público espectador durante todo el recorrido que es de
varios kilómetros.
Entretanto, en el mismo evento se
desarrolla otra modalidad de competencia con el trompo como es la denomina
“Troya con trompo mandador o cueriado”. El trompo es de un tamaño exagerado y no se bailan con la cuerda tradicional sino
que lo van golpeando con un trozo de cuero denominado “mandador” y de esta
manera lo hacen bailar y avanzar hasta su destino final, la Plaza Bolívar.
No hay una fecha exacta que
indique el inicio de esta sana competencia pero ya hace más de una media
centuria que la venimos observando, estando siempre al frente de la organización los habitantes de
Mutús, particularmente miembros de las familias Terán y Alarcón.
Rafael Ramón Santiago
Cronista Oficial del
Municipio Pueblo Llano
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