JUAN DE DIOS SANTIAGO
VERGARA, APICULTOR Y ALGO MÁS
Juan de Dios Santiago
Vergara era hijo de José María “Chemara” Santiago y María Rosalía Vergara,
nació en Pueblo Llano el 08 de marzo de 1901 y fue bautizado el 08 de diciembre
de ese mismo año por el sacerdote Francisco Higuera, teniendo como padrinos a
los señores Pedro Ramón Hernández y María de Jesús Moreno, propietarios de la
finca El Llano del Amparo.
Juan de Dios contrajo
nupcias con Ercilia Santiago Vergara y fueron los progenitores de Eulogio,
Roberto, Cristino, Gilberto, Marcos, Emilia y Leonor Santiago Santiago.
Era un señor alto,
nos dice una de sus nietas, de tes blanca, ojos azules, barba blanca cuando era
mayor y muy cariñoso con los nietos, no los reprendía cuando cometían una falta,
más bien encargaba a su esposa para que los corrigiera o les impusiera algún
castigo cuando era necesario, de hecho, los abuelos criaron a varios nietos,
entre ellos la informante1.
No hay
datos sobre sus aprendizajes en el arte de la apicultura, así como tampoco hay
información de que otros vecinos suyos se dedicaran a este oficio, por lo que se
supone que lo hizo de una manera autodidacta. Los meses de diciembre, enero y
febrero eran los más a propósitos para retirar el producto de los panales,
actividad que denominaba “castrar” las abejas.
Según cuenta la
entrevistada2, a él nunca le picaban los insectos y no utilizaba protección
especial para la labor, con excepción de un par de guantes para manipular los
cajones. Para el proceso de “castración” comenzaba colocando bosta de vaca en
un recipiente y le prendía fuego, el olor y el humo que producía el hornillo
inundaba todo el recinto y apaciguaba a las abejas que salían para que el
hombre realizara su trabajo. La actividad siempre la hacía en horas de la
noche, a la luz de un candil.
El apiario era
rústico, lo tenía muy cerca de su casa, pared por medio, estaba compuesto por
unos treinta cajones de madera. En algunas oportunidades las abejas se iban y
él con paciencia colocaba panela o papelón en los recipientes para que
volvieran a llegar.
El siguiente
procedimiento consistía en poner a hervir los panales para separar la cera de
la miel. El líquido era envasado en botellas de vidrio dispuestas para la
venta. No tenía competencia, llegaban clientes desde todos los lugares del
municipio y fuera de él. Había un señor Salvador que era su comprador favorito,
pues adquiría el producto en grandes cantidades para preparar medicamentos
caseros, como jarabes de frailejón con miel, para combatir la tos.
La cera obtenida del
panal la hervía nuevamente, labor en la que le ayudaba su esposa, una vez
derretida la utilizaban para construir velas, también para la venta. “Eran unas
velas largas que la gente llamaba Vela del Alma, las mismas eran bendecidas por
el sacerdote el dos de febrero de cada año, en la fiesta de la Candelaria. Cuando
había un moribundo en la casa encendían una y la colocaban en sus manos para
que le alumbrara el camino al más allá3”.
El único incidente
que se recuerda fue el de un enjambre de abejas que se salió de los cajones y
atacaron sin piedad a un burro de su propiedad, muriendo enseguida por causa de
las picaduras4.
Otra de las
actividades de Juan de Dios era la caza. Solía ir al páramo con sus cuñados
Amador y Alejandro y después de varios días de faena llegaban con venados,
lapas, lochas y otros animales silvestres, obtenidos gracias a su fina puntería
con la escopeta.
Como todo habitante
de Pueblo Llano también realizaba faenas agrícolas: cultivaba papas, maíz,
trigo, caraotas, alverjas y otros productos que, una vez cosechados, trasladaba
en su arreo de mulas para Barinas, Timotes y demás lugares cercanos. Su finca
era relativamente grande, iba desde donde está la actual vía principal de El
Pozo hasta un sector denominado La Laguna, en ella había dos eras para trillar
el trigo y aporrear las arvejas.
tuvo un hermano y una
hermana y en vida repartió la herencia entre sus hijos, estos fueron vendiendo
sus derechos y toda la finca se convirtió en pequeñas parcelas.
Cuando murió,
vendieron la casa, la persona que la compró, un tal Vicente Chongo, quemó las
abejas, eliminando para siempre esta actividad en el municipio.
Juan de Dios Santiago, el último apicultor, falleció un día del mes de mayo de 1986, a la edad de 85 años.
Rafael
Ramón Santiago
Cronista
oficial del municipio Pueblo Llano.
Notas:
1) Olivia Santiago, informante, 58 años, Pueblo Llano, 21 de
enero de 2024.
2) La informante anterior.
3) Hermes de Jesús Santiago Santiago, 76 años, Pueblo Llano,
19 de enero de 2024.
4) El mismo informante anterior.
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