sábado, 6 de noviembre de 2021

Manifestaciones Colectivas. Juegos Tradicionales (Cuarta parte)




Apuestas en diciembre

 

            La apuesta, según la define el Diccionario de la Real Academia Española es el “convenio por el cual deciden varias personas que la que acierte o tenga razón en algo recibirá  de las demás una cantidad de dinero  u otra cosa”.

            Ha sido una costumbre mantenido durante siglos, por lo menos en los Andes venezolanos de realizar apuestas los primeros días del mes de diciembre, hasta el 24 del mismo mes.

            Entre las apuestas que más recordamos de nuestros años infantiles en Pueblo Llano están las siguientes:

Palito en boca. Los involucrados acordaban que cada uno de ellos tenía que llevar todo el tiempo un palillo o algo parecido en la boca. Cuando un jugador se encontraba con el otro en cualquier lugar inmediatamente le decía: ¡palito en boca!, de no tenerlo, perdía, desde luego, el que inquiría también tenía que llevarlo. Se apostaba dinero.

Hablar y no contestar. Las reglas eran similares a las anteriores, al encontrarse los apostadores, el primero que hablaba le lanzaba todo tipo de preguntas al otro, pero éste no debía contestar para no perder. En realidad, la apuesta no era muy agradable porque si se trataba de buenos amigos pasaban casi todo el mes del alegre diciembre sin hablarse.

Dar y no recibir. Uno de los apostadores intentaba darle algo al otro por sorpresa, si lo recibía perdía la apuesta.

Estatua. El primero que veía a su contrincante, inclusive desde lejos, le gritaba ¡estatua!, el jugador tenía que quedarse inmóvil en el sitio hasta que su ejecutor se antojara de liberarlo. Menos mal que en aquellos años el tráfico era prácticamente nulo, de lo contrario hubiese sido un juego extremadamente peligroso.

Híncate cotín, párate cotón. Era muy parecido al anterior, pero el jugador le gritaba a su oponente ¡híncate cotín! , y este tenía que arrodillarse en ese lugar donde estaba y así lo tenía por el tiempo que quisiese, hasta que finalmente le ordenaba: ¡párate cotón!

Al igual que los anteriores, este era un juego de rapidez, de viveza, de tratar de ser el primero en ordenar al otro cumplir con el trato. Generalmente se perdía la apuesta más por fastidio que por otra cosa.

Beso robado. Era una apuesta diferente a las anteriores, la preferida de los jóvenes. Tenía que ser entre un hombre y una mujer, normalmente que se tuvieran mucha confianza o que se gustasen. Consistía en sorprender al otro que estuviese descuidado y robarle un beso o darle un beso en la mejilla. Generalmente los varones eran los que llevaban la iniciativa, siempre resultaban muchos enamoramientos con esta apuesta. En aquella época no se acostumbraba saludar con un beso en la mejilla como ahora.

Pedir mis aguinaldos. Aunque no era una apuesta con las características anteriores, tenía gran parecido, estaba tácito que todo el pueblo participaba, personas de todas las edades. Cuando llegaba la novena de aguinaldos, al encontrarse dos individuos, el primero que hablaba le pedía “los aguinaldos” al segundo, este último se consideraba perdedor y le correspondía pagar con un café, un dulce o cualquier otra cosa.

 

Rafael Ramón Santiago

Cronista Oficial del Municipio Pueblo Llano

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