martes, 26 de septiembre de 2017

Personajes de Pueblo Llano


Cacique Don Antonio de Jáuregui


El 15 de mayo de 1700, el prior del Convento San Vicente Ferrer de Mérida, Fray Alonso de Viedma, vende una posesión en Pueblo Llano al cacique don Antonio de Jáuregui por la cantidad de 100 pesos. Para esta fecha, don Antonio manifiesta que era Capitán Gobernador de la parcialidad de indios Aracay y teniente de los indígenas de Pueblo Llano. El terreno en cuestión lindaba ...por un lado con tierras que fueron del capitán Lucas de Laguado y por el otro con los resguardos de los indios de Pueblo Llano y Aracay. El Convento lo tenía arrendado al ayudante Francisco Trejo quien pagaba cinco pesos cada año y veinte reales por tercio, por ser el valor de dicha tierra de cien pesos de principal … y por cuanto el susodicho me ha representado que por algunos justos motivos hace suyo dicho pedazo de tierra Don Antonio de Jáuregui, Capitán Gobernador de la parcialidad de Aracay. En esta atención y porque no cese el tributo que se paga a mi convento, en nombre de él, en virtud de los pactos que con el señor Don Antonio tengo celebrado y asentado la venta. Le doy en venta real por juro de verdad desde ahora y para siempre jamás…dicho pedazo de tierra...
No sabemos las razones por las cuales el convento de San Vicente Ferrer vende al capitán Gobernador de los indios de Aracay y no al cacique de Pueblo Llano cuya parcialidad era mayoría en el resguardo, tampoco queda claro cuando el Prior del convento manifiesta “en virtud de los pactos que con el señor don Antonio tengo celebrado”. De todo esto, lo que podemos deducir es que don Antonio de Jáuregui estaba en mejor situación económica que el resto de los indígenas del resguardo (Pueblo Llano y Aracay) y por otro lado gozaba del aprecio de los frailes Dominicos. Como si esto fuera poco, lo encontramos como cacique de Pueblo Llano para 1723, designación que por tradición no le correspondía a pesar de que los naturales de ambas encomiendas estuvieran en un mismo resguardo. Todo esto nos hace lanzar la hipótesis que, posiblemente, Jáuregui era mestizo, con marcado rasgos europeos y recibió algunos bienes de su padre encomendero. No encontramos otras razones.
Don Antonio de Jáuregui (los caciques podían recibir el título de Don) era casado con la india doña Tomasa y poseía una familia numerosa, incluso tenía hijos pequeños para el momento de su muerte. Estaba bajo su responsabilidad, además, los criados que le dejó el cura Victorino Miguel Calderón de la Barca mediante testamento.  
En el terreno adquirido, el cacique cultivaba principalmente trigo y otros productos de la tierra, además poseía un molino para procesarlo y algunas cabezas de ganado vacuno.
Al encontrarse cansado, enfermo y en peligro de muerte, decide, el 11 de diciembre de 1723, hacer un testamento donde deja una parte de sus bienes a su familia y dispone de otra para fundar una capellanía.
La capellanía era una institución eclesiástica establecida por una donación testamentaria o realizada directamente por cualquier persona, de carácter perpetuo e inalienable, ya fuese rural o urbano, mueble o inmueble, con el fin de realizar actos religiosos destinados a la salvación de las almas.
En el testamento don Antonio manifiesta que, ya para ese entonces, en 1723, era el cacique de Pueblo Llano y pertenecía a la encomienda de Miguel Jerónimo de Paredes (encomendero de Aracay). La capellanía se fundó por un valor de 200 pesos, sacándose de sus bienes de la siguiente manera: un lote de tierra para cría de ganado mayor valorado en 100 pesos y los otros cien pesos distribuidos en “17 reses vacunas, una casa y corral”.
Con los réditos obtenidos en dicha capellanía, el cura propietario de la iglesia de Pueblo Llano y los que de allí en adelante le sucedieran en el cargo estaban en la obligación de celebrar en el mes de diciembre de cada año una misa cantada, solemne, a la Santísima Virgen de Chiquinquirá y colocarle en el altar doce velas de cera. Además, debía celebrar una misa rezada, durante el mismo mes, por la salvación del alma del cacique. Para 1726 ya don Antonio era difunto.
Durante los siglos siguientes el nombre del cacique siempre estuvo ligado a la iglesia, a La Capellanía y a las celebraciones realizadas a la Virgen de Chiquinquirá. Hoy en día (2016) vemos su nombre escrito en varios autobuses de una línea de transporte que lleva su epónimo con orgullo, recorriendo las principales carreteras del municipio.

Rafael Ramón Santiago
Cronista Oficial del Municipio Pueblo Llano.

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