Cacique Don Antonio de Jáuregui
El 15 de mayo de 1700, el prior del Convento San Vicente
Ferrer de Mérida, Fray Alonso de Viedma, vende una posesión en Pueblo Llano al
cacique don Antonio de Jáuregui por la cantidad de 100 pesos. Para esta fecha,
don Antonio manifiesta que era Capitán Gobernador de la parcialidad de indios
Aracay y teniente de los indígenas de Pueblo Llano. El terreno en cuestión
lindaba ...por un lado con tierras que fueron del capitán Lucas de
Laguado y por el otro con los resguardos de los indios de Pueblo Llano y
Aracay. El Convento lo tenía arrendado al ayudante Francisco Trejo quien
pagaba cinco pesos cada año y veinte reales por tercio, por ser el valor de
dicha tierra de cien pesos de principal … y por cuanto el susodicho me ha
representado que por algunos justos motivos hace suyo dicho pedazo de tierra
Don Antonio de Jáuregui, Capitán Gobernador de la parcialidad de Aracay.
En esta atención y porque no cese el tributo que se paga a mi convento,
en nombre de él, en virtud de los pactos que con el señor Don Antonio
tengo celebrado y asentado la venta. Le doy en venta real por juro de verdad
desde ahora y para siempre jamás…dicho pedazo de tierra...
No sabemos las razones por las cuales el convento de San
Vicente Ferrer vende al capitán Gobernador de los indios de Aracay y no al
cacique de Pueblo Llano cuya parcialidad era mayoría en el resguardo, tampoco
queda claro cuando el Prior del convento manifiesta “en virtud de los pactos
que con el señor don Antonio tengo celebrado”. De todo esto, lo que podemos
deducir es que don Antonio de Jáuregui estaba en mejor situación económica que
el resto de los indígenas del resguardo (Pueblo Llano y Aracay) y por otro lado
gozaba del aprecio de los frailes Dominicos. Como si esto fuera poco, lo
encontramos como cacique de Pueblo Llano para 1723, designación que por
tradición no le correspondía a pesar de que los naturales de ambas encomiendas
estuvieran en un mismo resguardo. Todo esto nos hace lanzar la hipótesis que,
posiblemente, Jáuregui era mestizo, con marcado rasgos europeos y recibió
algunos bienes de su padre encomendero. No encontramos otras razones.
Don Antonio de Jáuregui (los caciques podían recibir el
título de Don) era casado con la india doña Tomasa y poseía una familia
numerosa, incluso tenía hijos pequeños para el momento de su muerte. Estaba
bajo su responsabilidad, además, los criados que le dejó el cura Victorino
Miguel Calderón de la Barca mediante testamento.
En el terreno adquirido, el cacique cultivaba
principalmente trigo y otros productos de la tierra, además poseía un molino
para procesarlo y algunas cabezas de ganado vacuno.
Al encontrarse cansado, enfermo y en peligro de muerte,
decide, el 11 de diciembre de 1723, hacer un testamento donde deja una parte de
sus bienes a su familia y dispone de otra para fundar una capellanía.
La capellanía era una institución eclesiástica
establecida por una donación testamentaria o realizada directamente por
cualquier persona, de carácter perpetuo e inalienable, ya fuese rural o urbano,
mueble o inmueble, con el fin de realizar actos religiosos destinados a la
salvación de las almas.
En el testamento don Antonio manifiesta que, ya para ese
entonces, en 1723, era el cacique de Pueblo Llano y pertenecía a la encomienda
de Miguel Jerónimo de Paredes (encomendero de Aracay). La capellanía se fundó
por un valor de 200 pesos, sacándose de sus bienes de la siguiente manera: un
lote de tierra para cría de ganado mayor valorado en 100 pesos y los otros cien
pesos distribuidos en “17 reses vacunas, una casa y corral”.
Con los réditos obtenidos en dicha capellanía, el cura
propietario de la iglesia de Pueblo Llano y los que de allí en adelante le
sucedieran en el cargo estaban en la obligación de celebrar en el mes de
diciembre de cada año una misa cantada, solemne, a la Santísima Virgen de
Chiquinquirá y colocarle en el altar doce velas de cera. Además, debía celebrar
una misa rezada, durante el mismo mes, por la salvación del alma del cacique.
Para 1726 ya don Antonio era difunto.
Durante los siglos siguientes el nombre del cacique
siempre estuvo ligado a la iglesia, a La Capellanía y a las celebraciones
realizadas a la Virgen de Chiquinquirá. Hoy en día (2016) vemos su nombre
escrito en varios autobuses de una línea de transporte que lleva su epónimo con
orgullo, recorriendo las principales carreteras del municipio.
Rafael
Ramón Santiago
Cronista
Oficial del Municipio Pueblo Llano.