EL CABESTRO
“En otro tiempo, en Macedonia la ley condenaba al guerrero a llevar un
cabestro si no había dado muerte a algún enemigo”.
Aristóteles. La Política.
En una de las
aserciones del diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, se indica
que el cabestro es una cuerda que se ata al pescuezo o la cabeza de las
caballerías para sujetarlas o para conducirlas caminando. Sobre este objeto, su
construcción y usos, nos comentó y describió con paciencia y detalle el señor
Hermes de Jesús Santiago Santiago, en el patio de su casa, mientras sus gatos
jugueteaban animosamente por allí cerca.
Fotografía cortesía de
Jorge Luis Paredes Arias.
La fibra a que hace
referencia el informante era elaborada con cerdas de animales, manufactura ya
en desuso en nuestros días por estos lugares. El primer paso para su
construcción, nos dice, es cortar, en época de menguante, las crines de los
caballos, mulas y vacas, luego se va escarmenando como si se tratara de lana de
oveja, se mezcla y se echa en un saco. Posteriormente, un operario se sienta en
una silla y debajo de ella coloca el material formado, toma una punta, la fija
en una taraba o tarbita sostenida por otra persona que comienza a darle
vueltas y vueltas para obtener un primer hilo. La bola de cerdas es aguantada
con los pies del artesano que está sentado para regular la salida de la hebra,
además, éste tiene que estar pendiente de que no se corte el proceso, es decir,
desenredar y controlar la cantidad de insumo adecuado para la torcedura del
mismo. Obtenidos cuatro ejemplares de igual longitud, sometidos a un
procedimiento similar, conformarán el diámetro o grosor del objeto final
deseado.
Este
tipo de accesorio era muy utilizado para amarrar, además de las vacas y
caballos, cochinos, cabras y ovejas, por ser un material más suave y flexible
que los similares elaborados con fique de cocuiza, pues no se destorcía ni se
desgasta con facilidad.
Hermes agrega que la superstición no estaba exenta de otras utilidades que se le atribuía a este objeto artesanal, pues había personas que mandaban a fabricarlo con la única finalidad de enlazar o espantar las brujas que llegaban de vez en cuando a posarse en el caballete de las casas con no muy buenas intenciones.
Rafael Ramón Santiago
Cronista oficial del
municipio Pueblo Llano
(15/07/25).