martes, 18 de febrero de 2025

100 AÑOS DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA ACEQUIA "LA TOMA" EN PUEBLO LLANO


100 AÑOS DE LA ACEQUIA “LA TOMA” EN PUEBLO LLANO

 

Acequia “La Toma” en el sector La Horca, 1986.

            Los cronistas encargados de describir las actividades agrícolas indígenas encontradas por los primeros europeos en su llegada a tierras andinas venezolanas como los frailes Pedro de Aguado, Pedro Simón y Juan de Castellanos, hicieron referencias y comentarios favorables a las técnicas de cultivo que empleaban los pueblos originarios, entre ellas los andenes para las labranzas en terrenos de grandes pendientes, los estanques y acequias para los regadíos donde escaseaba el agua, entre tantas otras.

Observaron, por otra parte, que los pueblos estaban estratégicamente asentados en sitios donde podían disponer de recursos suficientes como leña y agua, pero a medida que la población crecía veían la necesidad de construir terrazas con muros o cimientos de piedra para evitar el deslave y la erosión, acequias para distribuir racionalmente el agua, en algunos casos el líquido era almacenado en estanques que ellos mismos construían. También levantaron caneyes para guardar la producción agrícola que era la base de su sustento”1.

            En la Visita realizada en 1619 por el Oidor Alonso Vásquez de Cisneros a la provincia de Mérida, encontramos que el escribano Rodrigo Zapata hace referencia de una acequia que estaba en la mesa de El Esfafiche, en el valle de Santo Domingo, donde la misma ya era utilizada por los indígenas desde hacía mucho tiempo atrás y consideraba que aquella era fundamental para fundar allí un nuevo pueblo con las encomiendas de Pueblo Llano, Aracay, Las Piedras y Santo Domingo2.

            Ya en el siglo XX, tres ciudadanos de Pueblo Llano, herederos del proceso de mestizaje transcurrido durante centurias, pero con la sabiduría extraída de sus raíces indígenas, decidieron un buen día construir una acequia que los beneficiaría personalmente, pero, también a sus vecinos y a las generaciones que los sucedieron, como veremos en este escrito. Se trataba de los señores Pedro Aquilino Santiago Torres, Balbino Paredes y Victoriano Paredes, propietarios de tierras en los sectores La Horca, Miyoy y La Capilla, respectivamente, quienes eran buenos agricultores con una gran visión de progreso y futuro.

Señor Pedro Aquilino Santiago Torres.

            Los domingos o fiestas de guardar tomaban un tiempo para visitarse y conversar sobre proyectos comunes. La amistad que los unía y el aprecio que se profesaban mutuamente los llevó a tratarse de hermanos. En aquellas largas y amenas conversaciones, acompañados moderadamente con algunos sorbos de aguardiente, miraban con optimismo el futuro de su pueblo y comenzaban a elaborar planes: “nosotros tenemos buenas casas de tejas, decían, pero nuestro Patrón La Santísima Trinidad, está en un rancho que ya se cae”, y enseguida se dividían el trabajo y pasaban a construir una capilla decente para el Patrón; lo mismo ocurrió con el cercado de tapia para el cementerio, fueron varias las cayapas convocadas para culminar con éxito el proyecto emprendido. Pero el mayor atrevimiento había sido la construcción de una acequia que recorría por sus terrenos quebradizos una distancia de dos kilómetros y medio, aproximadamente, desde el sector El Cedro de Mutús, tomando el líquido de la quebrada La Padilla, pasando luego por Miyoy, El Molino, La Conquista, La Capilla, La Horca, hasta cerca de La Punta, donde vertería sus aguas a la quebrada El Pueblo, obra de ingeniería que bautizaron como “La Toma”.

            Como siempre, estos líderes comunitarios estaban ocupados en sus siembras particulares de trigo, maíz, papas, arvejas y tenían que planificar el tiempo propicio, en verano, para realizar los convites con sus peones y voluntarios e ir construyendo la zanja que se constituiría en la nueva acequia. La señora María Olegaria Santiago de Montilla, hija del señor Pedro Aquilino Santiago Torres y tía del suscrito, comentaba: “nos parábamos de madrugada para moler el maíz y hacer ‘rumas’ de arepas para los obreros que estaban abriendo La Toma, luego las llevábamos hasta el lugar donde venía la zanja, lo mismo hacíamos con los almuerzos, aquellas eran olladas y olladas de sopa, papas cocidas, chicha y garrafas de miche. Pero, por más que se esforzaban, el trabajo no era fácil, cuando venía la época de deshierbo o cosechas de las matas sembradas tenían que dejar la construcción de la zanja para otra oportunidad. Además, había algunas personas muy egoístas y envidiosas que no la dejaban pasar la quebrada por sus terrenos y mi papá tenía que pagarles el derecho para que pasara, les daba el dinero, pero no hacían recibos ni documentos3.

En entrevista con el señor Pablo Antonio Rendón Santiago, quien participó muy joven en la construcción de La Toma, tenía 12 años, nos indicó que la misma fue culminada el 18 de febrero de 19254. Por su parte, doña María Olegaria recordaba con mucha alegría aquel día. Comentaba que les llevaron el almuerzo a los obreros como siempre, pero en el momento en que comenzó a correr el agua por la acequia con gran velocidad, sin detenerse en ningún lugar ni provocar derrumbes, los gritos de alegría no se hicieron esperar, las garrafas de miche pasaban de mano en mano, el líquido los estimuló tanto en aquel momento de euforia que se olvidaron por completo de almorzar. Todos saltaban de emoción y a Rufo, su hermano de ocho años, uno de los obreros le quitó el sombrero y lo tiró a la quebrada para calcular el caudal que llevaba, el sombrero comenzó a bajar con tanta prisa que el niño no pudo volver a recuperarlo5.

Estatua del señor Balbino Paredes en la plazoleta Miyoy.

            Cuando el trabajo estuvo listo, la visión económica de Balbino Paredes no se hizo esperar, al poco tiempo construyó un molino para moler trigo, empresa que vino a traer un beneficio adicional a la comunidad y como si esto fuera poco, también colocaron allí, a principio de la década de los años cuarenta del siglo XX, una turbina para accionar una planta hidroeléctrica, donada por el Estado6, que proporcionó energía a Pueblo Llano y Las Piedras por más de tres décadas.

            Don Victoriano Paredes tuvo agua fresca para que sus animales abrevaran en el sector La Capilla y también para poder regar sus plantaciones, actividad que continuó su esposa e hijos, porque lamentablemente perdió la vida siete años después de haberse culminado La Toma.

            Por su parte, el señor Pedro Aquilino Santiago Torres quien vivía en un terreno alquilado a la Iglesia en el sector La Capellanía, decidió construir su casa en terreno propio en el sitio denominado La Horca, la mencionada quebrada, además de pasar por todas sus propiedades, llegó a escasos metros de su nueva vivienda para mayor comodidad.

            Con el correr del tiempo, herederos de los pioneros y otros propietarios de los lugares señalados, en el año 2002 hicimos llegar una petición al alcalde de entonces  donde se solicitaba que tan importante obra de ingeniería y de sabiduría ancestral fuese declarada Patrimonio Municipal con la inclusión de un Reglamento de Protección, Conservación y Mantenimiento de la misma, debido a la cantidad de usuarios que se benefician de ella y el peligro que corría debido a la falta de mantenimiento, al vertedero irresponsable de sustancias tóxica, a la falta de una planificación para los turnos de riego, etc7. En aquella oportunidad solo se consiguió el contrato de varios obreros para hacer un deshierbe y dragado.

            Ahora, a cien años de haberse culminado tan visionaria iniciativa, acudimos nuevamente a las autoridades de turno para renovar la petición sobre la declaratoria de Patrimonio Municipal, de esta manera las generaciones presentes y futuras, además de valorar la sabiduría de nuestros antepasados, deben ser educadas para mantener, conservar y mejorar la valiosa obra que venimos refiriendo.

 

Rafael Ramón Santiago

Cronista Oficial del municipio Pueblo Llano

(18/02/25).                                                                                                                     250

Notas:

(1)  Edda O. SAMUDIO A. Los Pueblo de Indios de Mérida. Anuario de Historia Regional y de Las Fronteras N° 2-3. p. 50.

(2)  Colección Los Andes. Archivo General de la Nación. Traslados del Archivo Nacional de Colombia. Ciudades de Venezuela. Tomo R 22. Biblioteca Salas Febres Cordero, Mérida, Venezuela, p. 105.

(3)  Informante: María Olegaria Santiago de Montilla, 86 años, Pueblo Llano, 12 de febrero de 1992.

(4)  Informante: Pablo Antonio Rendón Santiago, 85 años, Pueblo Llano, 05 de agosto de 2008.

(5)   Informante: María Olegaria Santiago de Montilla, 86 años, Pueblo Llano, 12 de febrero de 1992.

(6)  Gaceta del Estado Mérida. Decreto sobre la instalación de la planta hidroeléctrica para Pueblo Llano y Las Piedras emitido por el presidente del Estado Mérida J. D. Célis Paredes. Mérida, 16 de julio de 1941.

(7)  Rafael Ramón SANTIAGO. Una acequia histórica que debe conservarse. Diario Frontera. p. 5A., Mérida, jueves 25 de abril del 2002.

 

 




 

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