miércoles, 20 de noviembre de 2024

RICARDO ULPIANO SANTIAGO ALBARRAN


RICARDO ULPIANO SANTIAGO ALBARRAN


“Mi abuelo, al tomar el café,

 me hablaba de Juárez y de Porfirio,

los zuavos y los plateados.

 Y el mantel olía a pólvora”.

Octavio Paz.

 

Avenida Bolívar de Pueblo Llano, década de los años sesenta del siglo XX.

            Cuando yo era niño siempre estaba pendiente de las conversaciones que tenía mi papá con las personas adultas que llegaban a la casa, particularmente aquellas que iban en búsqueda de los servicios para la elaboración de un documento de compra-venta, una letra de cambio, una declaración de herencia, la repartición de bienes o algo por el estilo. Antes de la consulta indicada hablaban de cualquier cosa, especialmente del estado del tiempo, sobre las siembras o la salud de los animales, también surgían algunos cuentos y anécdotas que los entretenía por largo rato, a veces durante horas, pues llevaban la vida sin prisa, donde la amistad estaba por encima de los negocios.

            Son muchas las historias que recuerdo de las conversaciones de aquella época, particularmente sobre las hazañas de los caudillos locales que eran muy comunes a finales del siglo XIX y comienzos del XX en esta zona de los Andes. Era uno de los temas favoritos de mi papá. Había uno de estos personajes con un nombre poco común, pero muy sonoro, se trataba de Ricardo Ulpiano, mi papá y sus contertulios lo mencionaban con frecuencia, pero yo no terminaba de entender de quién se trataba y por qué era tan nombrado.

            Ya adulto, con el trascurrir del tiempo, me he encontrado con algunos escritos que lo mencionan y también he tenido conversaciones con individuos mayores que también escucharon hablar de él o lo conocieron, por eso he querido indagar más sobre su vida, reconstruir su historia a través de los datos que transcribo a continuación.

            Ricardo Ulpiano Santiago Albarrán nació en Pueblo Llano el 03 de enero de 1876, presentado en la prefectura el 9 del mismo mes y el 10 fue bautizado. Era hijo de José Ricardo Santiago Valero (1850) y María Eloisa Albarrán. Sus abuelos paternos fueron José Manuel de Santiago Vielma (1809) y María del Carmen Valero, vecinos del caserío Las Agujas, del municipio Pueblo Llano1.

            En ameno diálogo que tuve con el distinguido maestro y poeta, nativo del pueblo de Santa Ana de Trujillo, Profesor Antonio Cortés Pérez2, también me hacía referencia de las conversaciones que tuvo con su padre cuando era niño. Le comentó que había nacido en Pueblo Llano, pero don Antonio no estaba muy seguro de aquella afirmación pues no llegó a tener en su mano la partida de bautismo o nacimiento de su progenitor. Le refería que en aquel pueblo tenía familiares y amigos y entre estos últimos recordaba a un militar de nombre Ricardo Ulpiano Santiago. 

            Por otra parte, en otro encuentro, ahora con el señor Emiliano Meza, me refirió una anécdota muy jocosa del personaje, me dijo que Ricardo Ulpiano hizo una apuesta con un compueblano suyo donde le aseguraba que se casaría con la hija de un italiano que vivía en Las Piedras, como en efecto ocurrió. Acotó el señor Emiliano que él conoció a Ricardo Ulpiano, ya anciano, en la población de Las Piedras3.

Parroquia Las Piedras, 1933. Foto Vita.

            Más tarde, en otra conversación, ahora con el señor Rosendo Salcedo4, quien también poseía una excelente memoria, me narró otra historia muy interesante sobre el personaje en cuestión, que según le contaron, era muy aficionado a los juegos de envite y azar. La misma ahora forma parte de mi libro inédito Mitos y leyendas del Páramo Merideño. La titulé: Lentes Milagrosos.

            Posteriormente, hojeando el libro del Dr. Edilberto Moreno Peña “Valparaíso de Las Piedras Cuatricentenaria, Historia, Leyendas, Crónicas, Relatos”, pudimos obtener un conocimiento mayor sobre el biografiado, allí leemos: “A comienzos del siglo (XX), una hija de don Domingo Giudici casó con don Ricardo Ulpiano de Santiago, de Pueblo Llano, y fijaron su residencia en Las Piedras, donde nacieron, entre otros, sus hijos Ítalo e Isolina y otros que se fueron a engrosar la parentela, mezclados con los Rivas de Altamira”.5

                Buscando en Family Search encontramos que la esposa de Ricardo Ulpiano se llamaba Nicolasa Giudici, tuvieron en Las Piedras a Ítalo Roger que fue bautizado el 03 de febrero de 1903, Alicia Eloísa, bautizada el 14 de agosto de 1904 y Ricardo Ulpiano, bautizado el 05 de febrero de 1909.

Hay otra faceta muy importante del personaje donde fungía como empresario de cine, cuando éste todavía no era parlante, anécdota que encontramos en el libro del profesor Julio Carrillo titulado: Músicos Merideños. En una de las páginas está la entrevista que hace el autor a un músico de la ciudad, señor Antonio Ochea:

“… ¿y cuánto les pagaban en el cine? –

-No se pagaba gran cosa. A mí me daban un fuerte -cinco bolívares- por tocar una función; y entonces uno para economizar se venía a pie, para dormir en Ejido, para economizar el bolívar del pasaje en el carro y a veces no había carros.

- ¿y eso fue en qué año maestro Ochea?

-Por ahí entre los años veinte al veinticinco. En el veinticinco el compadre Rivas estaba en San Cristóbal. Después volvimos aquí y se siguió tocando en el cine, pero ya no tanto, después vino la película parlante y ya no se tocó más.

- ¿y era la orquesta completa la que tocaba en el cine?

- No, tocábamos un grupo como de cuatro o cinco músicos: también nosotros tocábamos, pero no con mi compadre Rivas, sino con Jesús Manuel Trejo, a un señor Ricardo Ulpiano Santiago, cuando el general Isilio Febres Cordero estuvo aquí de presidente de Estado. Le tocamos a Ricardo Ulpiano Santiago como seis meses en la Universidad de Los Andes, me pagaba cinco bolívares mensuales.

- ¿Eso fue en qué año maestro?

-Por ahí, entre los años veintisiete y veintiocho”6

            Para corroborar la información anterior, en el libro de Belis Araque, El cine en Mérida (1898-1954), Elementos para su historia, encontramos que: “El señor Ricardo Ulpiano Santiago alquila un local en el mercado público para ofrecer funciones cinematográficas7.

Charles Chaplin en una de sus películas de cine silente. Imagen tomada de Internet.

            El presidente del Estado Mérida, que así de denominaba en el periodo en que Ricardo Ulpiano era el responsable de alquilar locales para proyectar películas mudas y contratar músicos para animar el ambiente mientras se proyectaba la misma, era el general Isilio Febres-Cordero Reimi, natural de Barinas. Desde muy joven ingresó en la vida política de su provincia nativa, llegando a desempeñar elevados destinos en su tierra natal y en el país. Fue presidente de los Estados Zamora (Barinas), Zulia, Mérida, etc. En su tierra natal contrajo matrimonio con María Luisa Montero Tovar, natural de Obispos8. El general Isilio Febres-Cordero fue presidente del Estado Mérida en el periodo (1926-1927)9.



General Isilio Febres-Cordero Reimí (sentado), junto a su hijo Isilio Febres-Cordero Montero (de pie). Imagen tomada de Internet.

            Con la información recabada hasta ahora podemos reconstruir un poco la vida del personaje de marras, tenemos que era oriundo de Pueblo Llano, su padre fue jefe civil. Ricardo se radicó en Las Piedras después de contraer nupcias con Nicolasa Giudici, hija de Domingo Guidici, hijo a su vez de inmigrantes italianos provenientes de la isla de Elba. Luego se trasladaron a Altamira y posteriormente a Barinitas o Barinas. Es muy probable que en esa última ciudad haya entablado amistad con el general Isilio Febres-Cordero y lo haya acompañado en algunas de sus andanzas bélicas si las tuvo, luego lo encontramos en la ciudad de Mérida fungiendo como empresario de cine, suponemos que con el visto bueno o en sociedad con el general Febres-Cordero. En los últimos años de su vida regresó a Las Piedras donde probablemente allí murió. Queda todavía la inquietud de saber cuándo y dónde fueron aquellos famosos encuentros armados de que hablaban con tanta emoción los contertulios en el corredor de mi casa.  

Rafael Ramón Santiago

Cronista Oficial del municipio Pueblo Llano

(20/11/24).

Notas:

 

(1)   Rafael Ramón Santiago. Familia Santiago en Pueblo Llano. Estudio de parentesco entre los habitantes de una comunidad andina venezolana 1774-1974. Publicado en Amazon. Columbia SC, EEUU. 2018.  p. 140. Además, en family search consulté la partida de nacimiento, que por razones que todavía no están claras, se encuentra en el archivo del municipio Justo Briceño del estado Mérida, la cual textualmente dice así: “Espíritu Santo Ortiz primera autoridad civil de la parroquia Pueblo Llano hace constar que hoy día 09 del mes  de enero del año de mil ochocientos setenta y seis me ha sido presentado un niño varón recién nacido por Ricardo Santiago quien dice ser su padre y haber asistido al acto de su nacimiento y manifestó que el niño cuya presentación hace nació en esta parroquia el día 3 del mismo mes y año a las tres de la madrugada que tiene por nombre Ricardo Ulpiano y que es hijo legítimo del que presenta y de María Eloisa Albarrán, de profesión agricultor y vecino de esta parroquia. Leída al compareciente y testigos la presente acta manifestaron estar conformes en su contenido y firman la presente acta. Espíritu Santo Ortiz, Ricardo Santiago, Juan Antonio González [están las tres firmas y rúbricas]. 

(2)  Conversación con el Maestro Antonio Cortés Pérez, 87 años, Mérida, 21 de abril 2001.

(3)  Conversación con el señor Emiliano Meza, 93 años, Pueblo Llano 29 de abril de 2001.

(4)  Conversación con el señor Rosendo Salcedo, 72 años, Pueblo Llano, 22 de agosto de 2004.

(5)  Edilberto MORENO PEÑA. “Valparaíso de Las Piedras Cuatricentenaria, Historia, Leyendas, Crónicas, Relatos. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela, 1996. p. 180.

(6)  Julio CARRILLO. Músicos Merideños. Editorial Venezolana. C.A. Mérida, Venezuela, 1985. pp. 122, 125.

(7)  Belis ARAQUE. El cine en Mérida (1898-1954). Elementos para su historia. Ediciones Actual. Colección de Ensayo. Mérida, Venezuela, 2004. p. 84.

(8)  Ramón Darío SUÁREZ. Historial Genealógico de los Febres-Cordero y algunas de sus alianzas. Ediciones Euroamérica, Mérida, Venezuela, 1969. p. 144.

(9)  Revista Libertador. Conmemoración del Sesquicentenario de la Campaña Admirable. Talleres Gráficos Universitarios. Mérida, Venezuela, 1963. p. 209.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario