Con una misa solemne en la Basílica Menor de
la ciudad de Mérida, el 25 de Abril del 2004, el presbítero Jesús Ángel
Sulbarán Paredes celebró sus cincuenta años de vida Sacerdotal.
Hijo de un hogar pueblollanero; sus padres
fueron Adriano Sulbarán y Benigna Paredes, quienes se trasladaron a la
población barinesa de Altamira de Cáceres en busca de mejores medios de vida.
Allí nació el niño Jesús Ángel el 30 de julio de 1928, en medio de cafetos,
cañaverales y la selva intrincada del piedemonte barinés, que era necesario
ponerla a producir para sobrevivir. A los pocos años de estar allí, la guadaña
del paludismo los atacó sin misericordia y a Don Adriano no le quedó otra
alternativa que regresar con su familia a las frías tierras de Pueblo Llano
para huir de aquel enemigo mortal.
De sus años infantiles en Pueblo Llano, el
padre Sulbarán recordaba con cariño a sus maestros Manuel Molina, Misael Rivas
y Ramón Espinoza y las enseñanzas de sus mayores en el hogar, donde el rosario
se rezaba todas las noches y después se leían capítulos de alguna novela
clásica española. También recuerda la casa paterna de zaguán empedrado y
amplios corredores por donde se pasearon “los Paredes”, sus tíos guerreros,
enemigos de Gómez.
Perdió a su madre cuando tenía nueve años y a
su padre a los once, pero Dios no lo abandonó y un sacerdote del seminario que
andaba por todos los pueblos parameros en búsqueda de vocaciones sacerdotales,
se fijó en aquel jovencito de once años y lo llevó consigo un 15 de septiembre
de 1939.
Permaneció en el Seminario durante catorce
años, primero en Mérida, luego en Caracas y después, doce años en la
Universidad Pontificia Gregoriana de Roma donde obtuvo tres licenciaturas:
Filosofía, Teología y Ciencias Sociales. Regresó a Venezuela con el futuro
Cardenal Dr. José Humberto Quintero, obteniendo la ordenación sacerdotal el 25
de abril de 1954. Su lugar de nacimiento, Altamira de Cáceres, fue la primera
parroquia, luego permaneció siete años en la población vecina, Calderas,
continuó con su pastoral eclesiástica en Barinas, Mérida, Tabay, El Vigía (1965-1966)
y Timotes (1966-1968), en éste último pueblo realizó una gran labor social; fue
el fundador del Club de Leones y el creador del Himno del Distrito Miranda,
entre muchas otras actividades.
Años más tarde se dirigió al estado
Anzoátegui donde permaneció treinta y dos años en las parroquias de Santa Lucía
y Nuestra Señora de Guadalupe en Barcelona.
El ejercicio de la docencia fue otro capítulo
importante en su vida, dio clase de latín, griego, historia y otras materias
humanísticas durante 25 años en el Liceo Anzoátegui de Barcelona. Allí fue
asesor de la Sociedad Bolivariana y de la Defensa Civil.
Para el año 2004, cuando tuve oportunidad de
entrevistarlo, era el párroco de Nuestra Señora de Las Mercedes, en Calabozo,
estado Guárico, dirigía los Cursillos de Cristiandad y se desempeñaba como
exorcista oficial de la Diócesis, aunque --como nos dijo-- no se le ha
presentado ningún caso hasta ahora.
Para completar la biografía del sacerdote
Sulbarán anotaremos una anécdota jocosa escrita el lunes 31 de enero de 2011
por Rigoberto Márquez Dávila, historiador de Calderas, estado Barinas, en la
cual nos da a conocer otras facetas del biografiado:
JESUS ANGEL SULBARAN PAREDES UN SACERDOTE DE ARMAS TOMAR.
Sería a finales de año 1956,
cuando se suicidó Don Cristóbal Rivas y el padre Sulbarán que estaba recién
ordenado le hizo los funerales, posiblemente contraviniendo un precepto del
Código del Derecho Canónico, donde establece que aquel cristiano que se
suicidaba no le hacían exequias eclesiásticas católicas, no sé si es que
posiblemente ya algún papa había eliminado lo estipulado, lo cierto fue que el
padre se presentó a la casa de donde lo velaban, lo llevo a la iglesia acompañado
de la multitud de gente, revestido con su capa negra adornada con símbolos
dorados; al sacerdote después que pasó el entierro algunos le preguntaba que
por qué había oficiado el funeral cuando Cristóbal se había suicidado, éste se
limito a responder secamente: “Lo hice porque era mi padrino”.
A poco tiempo, Monseñor Acacio
Chacón lo nombró párroco de la Iglesia Santa Rosa de Lima de Calderas, una
tarde fuimos a encontrar al nuevo sacerdote algunos caldereños a La Arandia,
allá nos encontramos con aquel hombre fornido, lleno de vida, con unos lentes
redondos que le arropaban la cara. De inmediato comenzó sus oficios religiosos
aquel padre muy amigo de organizar fiestas: como el baile de cintas, paraduras
de niño, etc. Un día de 1957, ya en los últimos días del gobierno de Pérez
Jiménez llegaron a Calderas seis Guardias Nacionales acompañado también de un
señor que había sido policía de Vergara, ellos llegaron con la finalidad de
buscar los “alambiques (fábrica de aguardientes clandestinos)”, pero la poca
inteligencia de las autoridades les dio por irse a los campos y a los campesinos
que se encontraban por los caminos lo azotaban con espadas para que ellos
dijeran dónde estaban las fábricas de aguardientes, entre ellos recuerdo que le
cayeron a espada a Crescencio Cadenas, Américo Briceño y a Rafael Morón; los
Guardias Nacionales aterrorizaron al pueblo con aquella actitud tenebrosa, los
campesinos afectados se fueron donde el sacerdote y éste los esperó en la
esquina de la casa parroquial, discutió con ellos, los despachó del pueblo y
durante el momento que hablaba con los guardias no se sacó la mano del bolsillo
de la sotana, porque allí cargaba un arma de fuego, los guardias obedecieron al
padre y salieron rumbo a Barinas, el padre “de guáramo” al ver salir a las
autoridades mandó a los acólitos a que tiraran cohetes, aquella situación no se
presentó más nunca. Muy pronto cae el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, se
inicia la campaña electoral y el padre Sulbarán tomó partido en la políticas ayudando
a organizar los comités del partido COPEI y se inició una guerrita entre los
adecos con el padre porque los combatía en el púlpito, la batalla se inicia entonces,
viajaban los adecos a Mérida a denunciar al padre que se estaba metiendo en
política, más adelante llegaban los copeyanos a donde Monseñor Chacón
defendiendo al padre: “El padre es progresista, hace cayapas para arreglar
caminos, construye capillas, convirtió la casa parroquial en hospedaje para
niños del campo, puso un cine parroquial, el padre es bueno” le decían los copeyanos
al Monseñor Chacón, y los adecos en sus viajes a Mérida le decían al Monseñor:
“ese padre no lo aguantamos, nos insulta y es muy bravo”, por cierto que el
difunto Pedro Briceño vociferaba a gritos por las calles: “después dicen que el
padre es bravo”; la lucha la ganan los adecos cuando se llevan a Gabriel Gómez
Araujo y Don Gabriel quienes exponen primero las cosas buenas del sacerdote y
después pasa a decirle lo que los adecos sentían por él, ahí es cuando Monseñor
Chacón dice: “ahora si les voy a cambiar el padre porque han traído este señor
que no sólo dice las cosas malas sino las cosas buenas también”, y se fue el
padre de Calderas, lo mandaron como vicario en Barinas a poco tiempo dejó de
ejercer el ministerio para casarse y formar un hogar, se fue para Barcelona a
trabajar en el Ministerio de Obras Públicas y me dijo Monseñor Elíminas Rojo
Paredes “que él nunca se apartó de la iglesia católica, que era muy colaborador”
.
Después de 30 años de casado,
hacen unos 8 años se le murió la esposa, entonces él decidió volver a ejercer
el ministerio sacerdotal. En este caso tuvo la intervención del Vaticano por
Monseñor Elímina Rojo Paredes, entonces el clero venezolano lo mandó como
sacerdote para las Mercedes Del Llano en el Estado Guárico, hasta hacen pocos
días que nos llegó la noticia: “FALLECIÓ EL PADRE SULBARAN”.
Efectivamente, el padre Jesús Ángel Sulbarán
Paredes falleció en Calabozo, estado Guárico, el 23 de enero de 2011, sus
restos reposan en la ciudad de Barcelona, capital del estado Anzoátegui.
Rafael
Ramón Santiago
Cronista
Oficial del Municipio Pueblo Llano