Celebraciones
en el día San Juan Bautista y la “Fiesta del Disfraz”.
El 24 de junio es el día más largo del año,
posterior al solsticio de verano y la iglesia católica lo ha consagrado al
nacimiento de San Juan Bautista. El día de San Juan era tomado durante la
Colonia como una referencia para representar la mitad del año, así por ejemplo,
una deuda que había que pagarla dos veces al año, una parte se hacía al
comienzo, en el mes de enero y la otra para San Juan; caso similar se seguía en
la elección de algunas autoridades civiles u otras actividades similares.
La celebración del santo en Pueblo Llano
estaba enmarcada por diferentes acciones que daban participación a la mayoría
de los pobladores. La primera consistía en la novena de rosarios que precedían
la fecha onomástica y culminaba con un velorio que comenzaba la noche anterior
con cánticos de romances, rosarios, comidas, bebidas y culminaba el día
siguiente con un baño en una quebrada o un río para imitar el bautizo de Cristo
realizado por Juan. En realidad era una especie de competencia para los más
atrevidos porque las aguas son muy frías en estos lugares y en horas de la
mañana aún más.
Otra actividad que se realizaba el día
anterior al 24, particularmente por las muchachas, consistía en echar la clara
de un huevo de gallina negra en un vaso de cristal y dejarlo reposar hasta el
día siguiente, cuando se iba a ver aparecían figuras de barcos que presagiaban
un próximo viaje, un velo de novia que indicaba que el matrimonio estaba cerca
o cualquier otra figura digna de una interpretación agradable. También se
echaba esperma derretida en un vaso con agua y de igual manera surgían otras
figuras que indicaban augurios parecidos. Estas tradiciones fueron traídas de
España por los conquistadores, pues eran muy practicadas en la península tal
como lo apunta José Luis Alonso Ponga: ...muchos pueblos (de España)
son los que creen que cascando un huevo en un vaso se ven figuras extrañas.
En Antigüedad (Palencia) si se hace esto a la salida del sol, se ve en la clara
la figura de un barco. Lo mismo se cree en otros pueblos de las provincias limítrofes.
En Pinilla del Toro (Zamora) dicen que echando un huevo en un recipiente
a las doce de la noche, a la mañana siguiente se ve dibujado una figura que
parece una catedral. No faltan pueblos en los que se afirma que practicando
este rito a las doce de la noche, a la mañana siguiente se ve perfectamente
delimitado el caballo de Santiago...
En cuanto a la parte culinaria presente en
este significativo día, se elaboraba un dulce típico denominado curruchete elaborado
de almíbar de panela o papelón, queso y pan. Se acostumbraba comerlo acompañado
de papas cocidas.
Pero la celebración más esperada,
particularmente por los pequeños, era la fiesta del disfraz. Comenzaba el día 23
de junio con la salida de los personajes el
correo y el payaso. El primero estaba vestido con un sobretodo negro,
impermeable y una máscara de cuero. En una mano llevaba un maletín imitando a
la persona que llevaba y traía el correo entre Timotes y Pueblo Llano, en la
otra mano sostenía un palo o bastón para golpear a los niños; su actividad
consistía en ir de bodega en bodega solicitando contribución para los gastos de
la fiesta del día siguiente. Por su parte, el
payaso estaba vestido de colores llamativos, era más pacífico, se limitaba
a bailar al compás de la música que interpretaba un conjunto compuesto de
acordeón, cuatro y maracas durante el recorrido que hacían por las principales calles
del pueblo. En cada esquina recitaba coplas como las siguientes:
Estas mujeres de ahora
son como el alacrán
cuando ven a un hombre pobre
alzan el rabo y se van.
Estas mujeres de ahora
no saben hacer un frito
pero si saben decir
me voy con el payasito.
Quedando de esta manera todo servido para la
celebración principal a realizarse del día siguiente.
El día 24 en la mañana salía a recorrer las
calles del pueblo el resto de la comparsa integrada por varios personajes,
entre ellos el principal que era el
diablo, llevaba una máscara de cuero de color negro, con cuatro cachos rojos
en la parte superior, una larga lengua completaba los elementos de la máscara;
franela y pantalón rojo conformaban el resto de la vestimenta, adicionando en
la parte posterior del cuerpo una cola de res. Cubría con hollín y grasa sus manos
para marcar a las personas que tocaba, particularmente los niños. Otros
personajes eran los medidores, llevaban, además de las máscaras, cascos
de metal o plástico y en las manos cuerdas con las que simulaban medir las
calles, estos personajes representaban una parodia de los ingenieros que trabajaron
en la construcción de la carretera Transandina. El oso y su dueño, eran dos
personajes más del cortejo, el primero golpeaba con un palo un casco de metal
que llevaba en la cabeza y el segundo bailaba al ritmo del sonido que emitía el
primero. El viejo y la vieja, dos personajes más que siempre estaban peleándose,
la mujer llevaba un muñeco en los brazos que simulaba un niño para el cual
pedía dineros a los espectadores. Le seguían el ratón y el gato, el cura y la monja, el médico y
la enfermera y las damas que eran las más numerosas, vestidas de
trajes coloridos, máscaras con labios y mejillas pintadas de rojo y siempre se
andaban peleando por los amores del diablo.
Una vez que terminaba el recorrido, regresaban
a la casa de donde habían salido, almorzaban con queso, papas, curruchete,
ají y miche (aguardiente).
En la tarde hacían un segundo recorrido.
Cuando no se podía hacer la fiesta para San
Juan se realizaba el 30 de agosto, día consagrado a Santa Rosa de Lima.
Este tipo de comparsa es muy similar a la que
se presenta en El Valle, Lagunillas y Santa Bárbara y otros lugares del estado
Mérida, incluso don Tulio Febres Cordero en su libro Memorias de un Muchacho
hace referencia a este tipo de celebración realizada en la ciudad de Mérida
en el siglo XIX.
La actividad en cuestión desapareció en
Pueblo Llano en la década de los años ochenta, más o menos. Los fiesteros no
asistían a misa ni ofrecían promesas al santo o a la santa en la fecha que le
correspondía, por lo tanto, por el hecho de que la fiesta no tenía un carácter
religioso, como en otros lugares, fue decayendo hasta desaparecer
completamente. En 1996, el Ateneo de Pueblo Llano intentó rescatarla, pero no
tuvo continuidad.
Por otro lado, en la comunidad de La Culata
de Pueblo Llano, se celebra con mucho fervor el día de San Juan, manifestación
religiosa que describiremos con detalle cuando estemos tratando la devoción a
Santa Rosalía.
Rafael Ramón Santiago
Cronista Oficial del Municipio
Pueblo Llano