lunes, 23 de octubre de 2017

Personajes de Pueblo Llano


 Ignacio Ponceano Paredes

            Finalizaba el siglo XVIII. Las enemistades manifiestas entre los vecinos blancos de Las Piedras y los indígenas de Pueblo Llano se acrecentaban. Eran continuos los daños que ocasionaban los animales de los primeros en las sementeras de los segundos, además de las disputa de las tierras del resguardo que había sido ampliado por ordenes reales.
Ante este clima de tensión le correspondió a Ignacio Ponceano Paredes, alcalde e hijo del teniente de los naturales de Pueblo Llano Manuel José Paredes, ir personalmente hasta Las Piedras, en 1797, a increpar a sus habitantes para que cesara el abuso y los daños que causaban sus animales a las siembras de los suyos.
Al calificar de agresivo y soez tal reclamo, las autoridades de Las Piedras detuvieron a Ponceano, lo golpearon y lo metieron en el cepo, hasta que su padre fue a solicitar la libertad.
En Pueblo Llano se armó un revuelo, estaban acordes con la actuación de Ponceano por haber ido a  reclamar sus derechos y por otro lado, no estaban dispuestos a tolerar que la autoridad de ese pueblo golpeara y apresara a un representante indígena como lo era su alcalde.
Ante este hecho, se trasladaron a Mucuchíes para colocar la denuncia. El Corregidor de Naturales asentado en ese pueblo fue muy poco lo que puede hacer para resolver la disputa entre blancos e indígenas por carecer de los instrumentos legales que correspondían a su investidura.
En vista de que no se les hizo justicia en esta instancia ni en la de Mérida, los pueblollaneros no se dieron por vencidos y nombraron una comisión  encabezada por Ignacio Ponceano Paredes para ir hasta la ciudad de Caracas a hacer valer sus derechos ante el Gobernador General Protector de Naturales. Era la primera vez que los habitantes de este pueblo llegaban tan lejos. Era un viaje lleno de peligros, calamidades, con riesgos de contraer enfermedades, además de ocasionarles grandes gastos. Después de varios meses de recorrido por páramos, llanos y selvas, finalmente llegan a la capital. El Gobernador admirado por la proeza de los indígenas admite la denuncia y  reconoce que eran justos sus reclamos. 
No fue en vano el largo y peligroso viaje a Caracas. Emocionados, emprendieron el camino de regreso, traían la documentación que les hacía justicia celosamente guardado en sus alforjas, como un preciado tesoro, para entregarla con la mayor premura a las autoridades merideñas para que procedieran a cumplir con el mandato.
¡Pero, vaya sorpresa…el veredicto fue insólito!... Absolvieron a quien había golpeado y apresado a Ponceano  y a él lo acusaron de mentiroso y calumniador, condenándolo a prisión durante dos meses en el cepo de Pueblo Llano para que sirviera de escarmiento al resto de los indígenas. Perdiéndose  de esta manera  todos los esfuerzos que habían hecho para que se les hiciera justicia.
El polvo del tiempo se encargó de cubrir las luchas de Ponceano como defensor del resguardo y de los derechos de los indígenas, su figura aherrojada a un cepo reaparece de vez en cuando a las nuevas generaciones, pidiendo no ser  olvidado.  

Rafael Ramón Santiago
Cronista Oficial del Municipio Pueblo Llano

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