martes, 16 de mayo de 2017

Personajes de Pueblo Llano



Ignacio de Santiago Rivas


Era hijo de Manuel de Santiago Cuervo, vecino de Las Piedras y de Isabel Ana de Rivas, natural de Timotes. Al igual que su padre y abuelo, fue dueño de tierras, ganado y esclavos en Las Piedras y Pueblo Llano.
Una vez fallecidos sus padres el total de los bienes dejados quedaron en manos él y su hermana Bárbara. En el año 1800 decidieron de mutuo acuerdo, pero sin escrituras, dividirse las  tierras ubicadas en lo que hoy comprende el Municipio Pueblo Llano y la Parroquia Las Piedras del Municipio Cardenal Quintero, abarcaba para aquel momento los actuales sectores de Monaró, Chinó, Llano Grande y El Cañutal. El acuerdo fue el siguiente: Ignacio de Santiago Rivas se quedaba con los potreros o lomas del Chinó y Gervasio Valero, a nombre de su esposa Bárbara de Santiago Rivas, con las tierras de Monaró y la loma del Cañutal, quedando en mancomún el terreno denominado Llano Grande.
Ignacio de Santiago Rivas, al igual que su tío Ignacio de Rivas, Padre del Coronel Luis María Rivas Dávila,  tuvo gran figuración en el Movimiento Comunero de 1781 que se generó en la población de El Socorro en la Nueva Granada y se extendió hasta la provincia de Mérida. De Las Piedras y Pueblo Llano salieron varios hombres conformando una tropa para apoyar a los insurrectos que se encontraban en Timotes dispuestos a llevar la revolución hasta la Provincia de Venezuela, entre ellos estaban: Antonio de La Cruz Monsalve, Luís Valero, José Antonio López e Ignacio de Santiago, entre otros.
“…La rebelión de los Comuneros comienza en la Villa del Socorro (Nueva Granada) el 16 de marzo de 1781, en protesta por el establecimiento de los Estancos del Tabaco, aguardiente, y otras medidas impositivas que originaron un descontento que se expandió a varios lugares del Virreinato de la Nueva Granada.
Y no es sino hasta el mes de mayo cuando aparecen en San Antonio y San Cristóbal los primeros pasquines incitando a seguir los ejemplos del Perú y de la Nueva Granada, amenazas a los funcionarios de la Real Hacienda y estímulos a las comunidades a poner fin a los odiados impuestos, quedando así solidificado el eje del común La Grita-Tinta-El Socorro. Para el 5 de junio de 1781, aparecen en las puertas del Cabildo de Mérida dos pasquines que informaban de la sublevación del Virreinato, así como ofertas de ayuda externa para expandir la rebelión a toda Venezuela.
El 15 de julio de 1781 ocupan Bailadores, siendo ésta la siguiente población controlada por los Comuneros. Desde allí se planificó la invasión a Mérida. Para el
20 de julio, los rebeldes toman Estanques trasladándose posteriormente a Lagunillas, donde son aclamados por una gran concurrencia de población indígena. Aquí se nombra Capitán a Simón Molina un rico propietario de la región. Vía Mérida, se suman al movimiento los poblados de El Morro, Acequias y Pueblo
Nuevo.
Para el 25 de julio del mismo año, los insurrectos tienen controlado al poblado de Ejido. Esta ciudad abrazó con gran fuerza la rebelión comunera. El monopolio del Aguardiente debió estimular tal actitud, pues la mayor parte de la población vivía del cultivo, corte y procesamiento de la caña de azúcar. Por otra parte, al otorgarse el Estanco del Aguardiente en forma de monopolio que acapararon unos pocos merideños, éstos, valiéndose de ardides y en connivencia con autoridades realistas, hicieron perder muchos cultivos, destruyeron botijas y pequeños alambiques, quedando en la mayor indigencia numerosas familias. El gobierno rebelde fue integrado por personas de bajos recursos, entre los que destacan el labrador Francisco Javier de Angulo, persona de gran prestigio en los sectores populares que logró sumar al movimiento las simpatías de casi todos los habitantes de aquella localidad.
Entre el 27 y 28 de julio de 1781 la expedición comunera hace su entrada en Mérida, aclamada por casi toda la población. Al frente del movimiento se encontraba el rico merideño Francisco Antonio Uzcátegui y Rivas. Esta ciudad era la segunda en importancia en la ruta comunera, y por su acceso a Trujillo, Maracaibo y Barinas, resultaba ser una zona clave para el avance hacia Caracas.
El Gobernador de Maracaibo Manuel de Ayala, como medida preventiva, ordena una expedición para evitar la invasión de Trujillo. El Gobernador de la Provincia de Venezuela, Unzaga y Amézaga, es el que remite las instrucciones de la expedición en contra de los insurgentes de Mérida.
Hechos los preparativos en Mérida para marchar hacía Trujillo, comandaron al frente de más de mil rebeldes, José Ignacio Briceño, Ignacio de Rivas, Antonio de la Cruz Monsalve, Francisco Javier de Angulo y Tomás Dávila, acompañados por el neogranadino José Garrido y el escribano Joaquín Trillo.
El 7 de agosto de 1781 partieron rumbo a Timotes, no sin antes remitir con esa misma fecha un mensaje al Ayuntamiento trujillano, dándole cuenta de los éxitos comuneros neogranadinos y los beneficios que implicaban las Capitulaciones de Zipaquirá; así como la adhesión de diversos lugares de la Provincia de Maracaibo al movimiento insurreccional, explicándole sus intenciones de incorporar a los trujillanos al movimiento y la disposición de utilizar cualquier medio para cumplir dicho cometido.
Sin oposición alguna, los rebeldes se apoderaron el 8 de agosto del pueblo de Santa Lucía de Timotes. Pero el ambiente de tensión popular que existía en Trujillo era contraproducente, ya que los sectores desposeídos acogieron con agrado las noticias sobre el movimiento comunero, pero los ricos hacendados, no. Estos aplicaron ciertas restricciones en contra de la insurgencia ... sin pérdida de tiempo presionaron al Ayuntamiento a adoptar medidas y, deseosos de robustecer y ameritar su lealtad al Rey, organizaron la resistencia contra los que avanzaban desde Mérida.
Luego que los insurgentes se posesionaron de Timotes y los trujillanos aplicaron sus medidas de seguridad, se inició un intenso intercambio de correspondencia entre ambos bandos. Los merideños trataron de persuadir a los dirigentes trujillanos para que se uniesen al movimiento, quienes insistían que los objetivos de la insurrección eran la liberación del pueblo de las cargas impositivas y que sus intenciones no eran atentar en contra de la obediencia al Rey de España. Los jefes trujillanos respondían con sutiles evasivas, estrategia para ganar tiempo para el arribo de los auxilios militares de Maracaibo, los cuales habían partido el 5 de agosto, bajo el mando del Ayudante Mayor Francisco de Albuquerque y el Sub-Teniente Jaime Moreno.
A causa de la fuerte oposición trujillana, Juan García de Hevia marcha a Mérida el 29 de agosto de 1781, para reforzar a los merideños acantonados en Timotes. Desde la capital se emprende la llamada "Expedición de la Frontera", comandada por Juan de Salas. Para entonces, "la insurrección era conocida en Caracas, pues el día 7 de septiembre apareció un pasquín en la iglesia de San Francisco instando al gobernador Unzaga y Amégaza a eliminar el cobro de impuestos o de lo contrario el pueblo caraqueño no haría oposición a los comuneros". Irónicamente, a partir de este momento el movimiento comunero empieza a decaer.
Ya para el 11 de septiembre de 1781, la revuelta se encuentra prácticamente derrotada; el Gobernador de Maracaibo propone escuchar a los insurgentes e interceder en favor de aquéllos que depongan las armas. Mientras tanto, en San Cristóbal el Ayuntamiento acuerda mantener su lealtad al Rey. Posteriormente el Cabildo de San Antonio apoya la decisión del organismo tachirense y el pueblo de Mérida redacta un comunicado dirigido a los jefes comuneros para que se sometieran a los planteamientos del Gobernador Ayala.
El 20 de enero de 1782, se inicia el expediente en contra de dichos jefes de la revuelta comunera de los Andes venezolanos. Los mismos son sentenciados a la pena capital y para el 30 de enero es ejecutado el líder neogranadino José Antonio Galán.
Para el 30 de junio de 1782, se pone en práctica el plan de captura de los rebeldes comuneros, obteniendo como resultado la detención de 27 de los 69 implicados, quienes son encarcelados en diferentes lugares de la ciudad de Caracas.
A Antonio de la Cruz Monsalve le decomisaron bienes en El Salado, cerca de Tabay. También, después del registro de sus estancias, acción que estuvo a cargo de Javier Ruíz Valero, se le embargó todo el ganado que tenía en la finca de
Mucubají, en el páramo de Santo Domingo, operación que llevó a cabo Antonio del
Pino.
A Las Piedras y Pueblo Llano fue comisionado para hacer la pesquisa el Teniente Corregidor Gregorio Aranaga, aquí fueron embargados los bienes de Vicente Duarte, Juan Ignacio y Felipe de la Torre e Ignacio de Santiago Rivas, a quienes no pudieron apresar porque se fueron a huir a las cumbres de los páramos.
Comenzó después una polémica en torno al perdón de los sublevados, y para el 6 de agosto de 1782, el Virrey Caballero y Góngora "concede indulto, perdón general y amnistía a todos los que participaron en las sublevaciones". Se informa a los Gobernadores de Caracas y Maracaibo que el indulto abarca por igual a los insurrectos de Mérida, por no ser los autores intelectuales de la rebelión. Al final, por orden del Virrey Caballero y Góngora enviada al Teniente Gobernador y Auditor de Guerra Francisco Ignacio Cortines el 26 de octubre de 1782, se suspende el proceso y se recomienda dejar en libertad, bajo fianza, a los detenidos…” .
Para aquellos años de insurrección comunera Ignacio de Santiago Rivas ya era casado con Ana María Moreno de cuyo enlace nacieron los siguientes hijos, iniciadores de la familia Santiago en Pueblo Llano: María Isabel Santiago Moreno, nació en 1779; José María Santiago Moreno, nació en 1780; Juan Nepomuceno Santiago Moreno, nació en 1781; José Antonio Santiago Moreno, nació en 1781; José Modesto Santiago Moreno, nació en 1784; Juan José Santiago Moreno, nació en 1788; José Juan Santiago Moreno, nació en 1790; María Juana Santiago Moreno, murió Soltera; Francisco Ignacio Santiago Moreno; María Dolores Santiago Moreno, nació en 1792. Murió Soltera.
El apellido Santiago es el más numeroso del municipio, producto de los sucesivos enlaces de los descendientes de Ignacio de Santiago Rivas con miembros de otras familias del lugar.

Rafael Ramón Santiago

No hay comentarios.:

Publicar un comentario