Mitos y Leyendas del páramo merideño.
Introducción.
La
empresa española de la conquista de América, a juicio de Fernando Savater,
estuvo animada por un conjunto de elementos que eran fundamentales en la
mentalidad del hombre del Medioevo: el intransigente propósito de propagar la
fe católica, el entusiasmo por localizar físicamente el Jardín del Edén, tomar
vasallos para la Corona y el deseo caballeresco de ganar gloria, admiración,
respeto y reconocimiento. A todo lo anterior se sumaba el ansia de lucro, el
deseo de viajar y descubrir mundos nuevos, la curiosidad por lo desconocido, el
individualismo emprendedor y a menudo depredador.
Las
riquezas que consiguieron en el Nuevo Mundo debido a la superioridad de sus
armas frente a las de los nativos lograron en corto tiempo hacer realidad los
sueños de algunos de los hombres que se lanzaron a la aventura. Otros, quizás
la mayoría, dejaron sus vidas en esa búsqueda infructuosa después de haber
quedado sumidos en la miseria, el hambre y la desesperanza.
Esa
mentalidad del europeo del siglo XV estaba preñada de deseos por conseguir
bienestar, riqueza y salud sin ningún esfuerzo, albergada en mitos y leyendas
que pasaban de unos pueblos a otros y de generación en generación.
Así
tenemos que la denominada Edad de Oro era la concepción de una época de
bonanza, ingenuidad, inocencia, desprendimiento, fraternidad y solidaridad a
ultranza, en medio de la abundancia, del poco esfuerzo, de la convivencia pura,
sin intereses personales o materiales en el seno de una naturaleza exuberante,
donde todo estaba al alcance del hombre para su disfrute y beneficio. Esta Edad
de Oro se contraponía a la Edad de Hierro, durante la cual el hombre, según el
poeta Hesíodo, vivía en medio de trabajo, amarguras y sinsabores que les
mandaban los dioses como castigo. El mito resucitaba en cada época de acuerdo a
las circunstancias, así vemos que aparece en Ovidio, luego en Juan de Meun,
Fray Antonio de Guevara y en el mismo Miguel de Cervantes Saavedra. Mito que se
fusiona con el Edén de la Biblia y la eterna juventud, culminando con el
surgimiento de la Utopía de Tomás Moro.
Sumada a la anterior, estaba otra
creencia, la de las amazonas, que se remonta a una leyenda griega, según la
cual, en la región bárbara del río Termodonte, en Leucosiria, en las orillas
meridionales del mar Negro, vivía una tribu de mujeres gobernada por una reina.
Tenían a los hombres por poco tiempo, sólo para reproducirse y se cortaban un
seno para facilitar el mejor uso del arco. Los conquistadores españoles,
segados por sus ambiciones y deseos sexuales, reportaban la presencia de
amazonas en distintos lugares de América; prácticamente por donde quiera que
pasaban.
De
igual forma, el mito del dorado tiene lejanos antecedentes en la cultura
europea. En efecto, los incansables buscadores del Vellocino de Oro, los
secretos de la alquimia para producir el codiciado metal aurífero, la búsqueda
obsesiva de la piedra filosofal, así como los traicioneros poderes mágicos del
rey Midas, son, a su manera, variaciones de un imaginario ancestral que
llegaron al Nuevo Mundo como antecedentes remotos de nuestro americano mito de
El Dorado.
Enrique Viloria Vera, en el libro El Imaginario del Conquistador Español
hace un recorrido por la Edad Media y el Renacimiento con el objeto de recabar
elementos para definir el perfil del europeo que llegó a América a comienzos de
la conquista, concluyendo que construyó, a partir del mundo real desconocido,
un mundo imaginario impregnado con todas las fábulas que arrastraba consigo.
Es difícil distinguir entre los mitos y
leyendas que trajeron los conquistadores y aquellos que eran propios de
nuestros naturales. Pues, con el transcurrir del tiempo, los primeros se
adaptaron al nuevo contexto de las tierras conquistadas y los segundos se
fusionaron con los primeros, se mantuvieron en secreto o desaparecieron por
completo.
Por su parte, Julio César Salas en
el libro Tierra Firme, expone. En
muchos “…mitos que se formaron a raíz del
descubrimiento, no tuvieron los aborígenes la menor parte, pues en tales
fábulas claramente se perciben vestigios o reminiscencias de la mitología
greco-latina, que aún influía en la mentalidad europea, y en especial en el
cerebro de los españoles, pueblo que por raigambre árabe y oriental es
aficionado a lo fantástico y maravilloso…” .
Cualquier
práctica o manifestación desconocida que observaban en los naturales o suceso
extraño e inexplicable que les ocurría en su recorrido por tierras exóticas,
generalmente eran asociadas con la presencia del demonio. Razón por la cual, la
mayoría de mitos, leyendas y creencias que lograron permanecer con el
transcurso del tiempo en algunos lugares de América son en la mayoría de raíces
europeas, adaptadas al contexto de cada región conquistada e impregnadas con
algunas creencias de los naturales que a pesar de las constantes prohibiciones
lograron mantener con gran celo.
Los
mitos y leyendas presentados en este trabajo fueron recogidos, la mayoría de
ellos, en el municipio Pueblo Llano, estado Mérida, Venezuela y en sus
alrededores, pero muchos son conocidos en gran parte de Venezuela y América
como indicaremos en su momento. Están escritos con el propósito de comunicar a
las generaciones presentes y futuras, insertadas en un mundo globalizado, la
mentalidad, los temores, las creencias y las acciones de las generaciones que
nos precedieron.
Tomado
de nuestro libro Aspectos Históricos del Municipio Pueblo Llano, Estado Mérida.
Tomo IV.
Rafael
Ramon Santiago
Cronista
Oficial del Municipio Pueblo Llano.