JOSE GREGORIO CAMACHO, EL
CHICHERO DE PUEBLO LLANO
Se nos ha hecho común
ver recorrer las principales calles del pueblo y los alrededores de la plaza
Bolívar, desde hace ya varios años, a un señor de gorra y bata blanca, impecables,
empujando su carrito de chicha para deleitar los paladares de aquellos que
hacen un alto en las faenas agrícolas visitando el pueblo los fines de semana o
durante las festividades civiles o religiosas. Se trata del señor José Gregorio
Camacho, quien nació en la vecina población de Santo Domingo, municipio
Cardenal Quintero, del estado Mérida, el 13 de marzo de 1967.
Apenas contaba con 14 años de edad cuando
decidió trasladarse a la ciudad de Maracay en el estado Aragua para buscar un
mejor medio de vida. A los pocos días fue contratado por la conocida empresa Chicha
Félix donde estuvo laborando durante quince años, allí aprendió a elaborar
y ofrecer el producto. “Una buena chicha, nos dice, se hace solo con
arroz, leche y azúcar, esa es la chicha original, no se le añade ningún otro
ingrediente, algunos vendedores le colocan chocolate, una galletica u otra cosa
para hacerla más atractiva, pero esa no es la verdadera chicha de arroz”.
Estando en Maracay
recibió algunas informaciones donde le indicaban que en Pueblo Llano se obtenían
mejores ganancias trabajando en las faenas agrícolas, después de un tiempo de
reflexión, y como en este pueblo tenía algunos familiares, decidió venirse.
Pero, no pasaron muchos días para darse cuenta que la actividad del campo requería
un esfuerzo físico mayor del que él estaba acostumbrado a hacer con la venta de
chicha, por lo que decidió dejarlo hasta allí y regresar ahora a su pueblo de
origen, Santo Domingo, con el objeto de probar suerte con su profesión de
chichero. Pero, aquí tampoco las cosas le resultaron favorables económicamente,
hasta que, finalmente, tomó la mayor decisión de su vida, como fue la de
regresar a Pueblo Llano, ya no para ocuparse como jornalero, sino a desempeñar
el oficio que siempre ha conocido como es el de vendedor del ancestral
producto, no el elaborado del maíz como lo hacían nuestros indígenas, sino del grano
de arroz que también ha cautivado al consumidor venezolano.
Sobre los habitantes de Pueblo Llano nuestro
entrevistado considera que ellos están bendecidos por Dios, que son muy
trabajadores, tratables, amables y lo han hecho sentirse como en su propia
casa, que lo animan a seguir trabajando a pesar de las circunstancias
económicas y políticas que estamos viviendo.
El cliente que adquiere su producto, además de recibir una bebida deliciosa y de calidad, recibe también la bendición del expendedor, y cuando las circunstancias lo permiten, el comentario de La Palabra expresada con la fe que le insufla su religión.
Rafael Ramón Santiago
Cronista oficial del
municipio Pueblo Llano
(28/04/25).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario